Exposición de Gerhard Richard

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El Museo Nacional de Arte, el IFA y el Goethe Instiut La Paz, en el marco de la Bienal Internacional SIART, presentan la muestra SINOPSIS, del artista alemán Gerhard Richard. La muestra esta compuesta por 27 trabajos, que van desde la pintura fotográfica de los años 60 hasta dibujos abstractos de los 80 y 90;  selección, elegida por el propio artista, que puede ser considerada como una retrospectiva resumida que ofrece una mirada a todas las etapas de su trabajo. En la muestra del IFA (Instituto para Relaciones con el Extranjero) se puede observar tanto su compromiso con la historia contemporánea como también recordar la participación de Richter en 1999, con Negro-rojo-dorado, en el Parlamento de Berlín después de la reunificación de Alemania.

El gran y único tema de Gerhard Richter –que atraviesa los distintos motivos, estilos y citas de la historia del arte– es finalmente la pintura en sí, cuyo lenguaje y medios interroga, una y otra vez, en un trabajo que aparenta ser heterogéneo. En este punto se refleja su desconfianza a comprometerse tanto con un estilo como con un contenido artístico; actitud  escéptica que emerge de su biografía personal. Con la mudanza de Dresden a Düsseldorf en 1961, Gerhard Richter cambió no sólo de ambiente social y político, sino también artístico. Cambió la tradición de la pintura del Realismo Social de la Alemania Oriental por la tardía pintura informal y un arte Pop temprano.

De este cambio emergió una actitud cuestionadora de cualquier certidumbre y adhesión en el arte: “No persigo ninguna intención, ningún sistema, estilo, mensaje, ni programa”, declaró en 1966. El artista entiende la pintura como una acción, como la búsqueda de la verdad del presente: “Lo que frecuentemente veía como una gran debilidad, mi incapacidad de “crear un cuadro”, no era una incapacidad, sino un impulso instintivo hacia una verdad más moderna, la que ya vivimos (la vida no es lo dicho, sino el proceso de decir, no es el cuadro creado, sino el crear)” (3.11.89)

Como punto de comparación con la pintura, Gerhard Richter aprovecha el antagonismo existente con la fotografía, su contraparte moderna, para representar la realidad. En 1962 usó por primera vez una fotografía como punto de partida para la pintura. Desde entonces coleccionó sistemáticamente fotografías para usarlas como modelos o primeras capas de pintura. Así se originó un archivo de imágenes privadas y públicas, desde 1945 hasta el presente, compuesto de fotos de diarios, instantáneas de aficionados y fotos sacadas por él mismo, que fue exhibido bajo el nombre Atlas, por primera vez en 1972. De este material fotográfico Gerhard Richter elige sus motivos, los que amplía o reproduce fragmentados en sus cuadros. A través de la reproducción precisa de originales, desprovistos de definición, el cuadro enfatiza su origen fotográfico y su procedencia del mundo de las imágenes banales de los medios masivos de comunicación o de la fotografía amateur. El motivo de la pintura se percibe vagamente, en la medida en que Richter reduce los tonos de gris, en su “traducción” de la fotografía a la pintura. De este modo separa la pintura del objeto, que a fines de los 60 desaparece totalmente en el color gris, el color de la indiferencia y de la nada, según Richter, en sus Pinturas Grises. Más tarde el artista vuelve al color y, en los años 80, se reencuentra con una compleja pintura de capas en sus obras abstractas.Exposición en el Museo Nacional de Arte, ultimos días.
 

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