Tres poemas de Eduardo Alvarez Sánchez

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Necesidad de Fuego

Luna del tiempo
las plantas dejan semilla
necesidad de fuego para mis ramas secas.
Algunas de pino, algunas flores de lavanda,
la muña que cosechamos juntos en invierno,
hojas de eucalipto
lo que otros hayan podado.

Mi cuerpo contiene esta muerte,
Injertemos humo tierno en su lugar.
La emoción se irá con el cuerpo del fuego transformado
el fuego consumado
atizará el ánimo.

Urgencia de fuego.
Estas llamas pueden
hacer diferencia en la palabra,
en otras palabras.

Encender un fuego es cuestión de vida,
hoy con el sol de esta luna
trasciende la pirotecnia
contigo en el fuego.

 

 

Soñé con el destino

Soñé con el destino.
Parecía una mujer, no la pude ver,
era un fósforo utilizando mi mano para incendiar la casa.
No la pude ver, apenas se dejaba sentir, apenas supe que estaba y una parte de ella
ha de ser lo que sentí.

Tomaba mi mano y me llevaba al fuego, me ardía.
Yo era el hombre, no lo pude ver, pero era el hombre y le mostraba la muerte:
con los ojos en su mirada la sostenía, se la enseñaba.

Pactamos: ver el abismo, atravesarlo es un mismo paso.
Transitar
Trascender
Era una mujer, era un hombre
el camino de vuelta lo hacía ella por mí.

 

 

Entre los aniversarios

Entre los aniversarios
elijo el modesto ritual
celebrando el abismo de la concepción.

Certeza de intencionalidad,
silencio del llamado
para lanzarnos al vacío
abierto en el propio cuerpo.

Ahí
extasiados sin salvación
los dioses se decidieron por la carne
bebemos su propia sangre.

Portal de vida y muerte
fértil
invocando cadencia
de agua en nueve lunas
para abrirse
grito en aire.

Ritual de aniversario:
pájaro de fuego
peregrina paloma imaginaria,
certeza de intención
gestándose en verdad de carne y hueso.

Ave o pez que acaba de emprender viaje
en el mapa de lo posible,
fragilidad
del cristal en el aire,
del metal en el fuego.

Concebir el viaje
un aniversario para el instante de fecundidad
a nombre del destino ajeno y propio.

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