El Museo Nacional de Arte, dependiente de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, presenta la muestra: Jesucristo en el imaginario popular; una de las exposiciones institucionales más importantes preparadas para la presente gestión.
Esta exposición, ha sido imaginada a partir del diálogo que se da entre el siglo XVIII y XXI, como un método de analogías de imaginarios, que nos permitirá exponer obras multidisciplinarias para reflexionar sobre la influencia de las imágenes en el arte boliviano, desde las diversas perspectivas culturales.
La muestra está compuesta por más de cincuenta obras, entre pintura y escultura virreinal, arte popular, xilografías, provenientes de la colección del MNA y de otros museos y colecciones particulares, así también, cuenta con una selección fotográfica de Antonio Suárez, y fotografías de la técnica de la aerografía que plasma en los medios de transporte las imágenes de Jesucristo, además de las que se imprimen en las invitaciones a fiestas patronales; trabajos que se adhieren a esta singular exposición.
"Jesucristo en el imaginario popular", tiene como motivación las diferentes advocaciones populares que la devoción cristiana ha producido. Es decir aquel ser de doble naturaleza, mortal y divino, al ser humano reformador social y al divinizado, líder espiritual.
Entre las advocaciones a Jesucristo existen festividades religiosas en las que los mitos y ritos indígenas se funden, como en la Wila Cruz del 3 de mayo, en Potosí, La Paz y Cochabamba.
El señor del Gran Poder, en La Paz, pieza trifásica que fue intervenida, despojándola de sus dos rostros, ya que su representación fue prohibida en el Concilio de Trento y cuya veneración -sin duda alguna- tuvo vínculos con ritos ancestrales de los tres representaciones del mundo indígena.
Estas representaciones de Jesús cambian de carácter y, siendo un símbolo del catolicismo conquistador, fue apropiado por los pueblos indígenas para convertirse en un aliado contra los opresores. La proliferación es tal, que no existe un rincón del territorio boliviano donde no haya una imagen de Jesucristo, lo que perfila el deseo político evangelizador durante la conquista y que, finalmente; no logró una consolidación plena de su imaginario, por la respuesta indígena que impidió que tal cosa sucediera. Los grandes movimientos de restauración religiosa y política indígena, como el Taki Uncuy, (siglo XVI) que apareció en Huamanga y se expandió a Charcas y La Paz, provocaron la Extirpación de Idolatrías por parte de los gobernantes españoles que incrementaron la producción de imágenes religiosas católicas que se expandió por toda Latinoamérica.
Sin embargo, este avasallamiento tampoco hizo desaparecer rasgos fuertes de la religiosidad indígena, en un estudio sobre el tema, M.M Marzal acota:
“La población andina acaba por aceptar el sistema religioso católico, haciendo una serie de reinterpretaciones de elementos cristianos desde la matriz cultural indígena e incluso incrustando en el nuevo sistema religioso muchos elementos indígenas”
Esta conclusión, en nuestro criterio, es válida también para las culturas de las tierras bajas, como en la Chiquitanía y otras regiones que ocultaron a sus divinidades entre la “decoración arquitectónica” y las imágenes de culto.
Hoy en día, Bolivia tiene extraordinarios ejemplos de ese entrelazamiento cultural y la figura emblemática de Jesucristo tiene amplia presencia en una multiplicidad de cultos y representaciones.
La muestra permanecerá abierta al público de manera gratuita, hasta el domingo 13 de abril, en las Salas Temporales del Museo Nacional de Arte (calle Comercio y Socabaya)