Lluvia de arena de Carlos Vidal

0

En los cuadros de Carlos Vidal aparecen recurrentes palabras incompletas, frases cercenadas o inconclusas, pero no es propiamente su significado, caprichoso y aleatorio la mayoría de las veces, lo que determina su función dentro del cuadro, sino más bien se subraya la importancia de sus valores plásticos. Las palabras, a veces las frases, y otras las letras, no han sido pintadas para ser leídas, sino para ser apreciadas y vistas en lo que tienen de sígnico, en su corporeidad formal. Lo que debe ser leído en la obra de Vidal es la pintura como un contexto de aparición y descubrimiento: una escena en la que hay que leer y releer entre líneas, leer las imágenes como palabras y significados y las palabras como imágenes, intentando aprender a mirar, como si fuera la primera vez.

Sus cuadros remiten a la construcción de un poema visual en el que el color tiene una función propiamente significativa y no simplemente la de iluminar y colorear. La narración se concentra en el color, mientras que lo pictórico se despliega en la manera en que las figuras y las letras arman un espacio pintado. La tensión puramente poética no es un elemento casual o accesorio, es probablemente el mecanismo esencial que permite el funcionamiento de las imágenes como contextos, como pintura.

El esfuerzo de Vidal se dirige a la recuperación de un modo alegórico de lectura para las imágenes que permite percibir el espesor de la visualizada en el relato inconcluso, en la fragmentación, en la evocación, y en los residuos (visuales) de la memoria. Recursos todos ellos que contienen ecos barrocos, pero aclimatados en una percepción sensible a ese legado figurativo del pop, que Vidal convierte en excusa pictórica para redefinirlo a su manera.

Los diversos elementos que componen sus cuadros, aparecen asociados entre si por extrañas afinidades que remiten a mecanismos sutiles del recuerdo, en los que sin embargo casi nunca hay nostalgia, complacencia o melancolía, sino reivindicación del descubrimiento visual como de algo que ya se ha visto o que puede ser imaginado para ser real. Situándose en una cierta austeridad iconográfica, sus obras tratan de recuperar desde la imposibilidad de significados precisos y exactos, la dimensión poética y simbólica de los emblemas del barroco, para expresar los caracteres visuales de una condición contemporánea dominada por el desorden y tensionada por la velocidad y la exigencia de orden

El vértigo de mirar y luego no poder olvidar queda recogido en los lienzos de Carlos Vidal, como en un ejercicio que recupera los residuos del sueño para contar breves historias. La mayoría de las veces poéticas, otras enigmáticas o misteriosas que invitan a ser descifradas y resueltas en el placer de mirar y perderse en el laberinto sin entradas ni salidas de la imaginación.

Compartir.

Acerca del autor

Responder

X