LUGARES

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I
El río Hudson es sólo un recuerdo,
las mariposas de la primavera
  fueron efímeras
Y aquí en la Plaza de Cochabamba
sólo encuentro el murmullo
  de lo que vendrá.

II
Son los siete números malditos
  y se acaba el segundo mes
  y no sé nada de ti.
Luego, los siete números son ocho
  y ocho es un número perfecto
  y te sigo esperando en la Plaza Eguino
   porque quedamos en ir a ver el entierro del Pepino.
Las palabras arden en el contestador
   que has tenido la delicadeza de dejar encendido.
III
De Sopocachi a San Pedro
los colores siguen siendo los mismos.
Los gritos inauguran de nuevo
 las jornadas del terror.
Las lluvias destrozan la intimidad
y te entra el miedo de siempre
porque ninguno de los dos ha cambiado lo suficiente;
y si bien tú vives en la Pucarani
dejas tu ropa en mi alcoba
 Para que no piense en otra, sólo en ti.
Caminamos y reímos por la Illampu
y al volver a casa los de Historia me dicen:
     La vimos con otro en Obrajes
y los de Filosofía entre risas me cuentan:
     La vimos con un otro en Miraflores
y no es bastante. Prefiero el silencio,
busco no ver y lo veo; estás saliendo del Red Camel del brazo
de otro yo y lo besas
y no ves más que las miradas que te lanza.
Y no digo nada. Camino y me derrumbo.
Estoy, no sé cómo, en el quinto piso del Santa Isabel
 Y una rubia de ojos plomos me dice:
     Ven, quédate, no digas nada.
Despierto y no está. Su olor queda,
bajo por el ascensor esperando que no llames y lo haces;
 Dices que me extrañas,
 Que pensaste en mí,
 Que quieres que nos veamos.
Lo hacemos.
Me miras y entiendes que sé de ti,
te pones la ropa, caminamos, te acompaño
son las dos de la mañana
  y de la Plaza Israel tomas un taxi
  te dejo en tu casa
  y sólo atino a decirte: adiós…

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