ATAJO es quizás lo más auténtico que ha surgido en la escena rock paceña en los últimos años. Canciones como "Que la dea no me vea", "De Satélite a la Perez", o las últimas "Nunca Más" y “Magnífica" son las voces de la ciudad que en el idioma paceño hablan de nuestras calles, nuestros rostros, nuestros sueños y fantasmas, creando un estilo propio, muy nuestro, muy de Atajo, y que, con el paso del tiempo va adquiriendo colores del continente entero.
Con Atajo nació el Rock Urbano en La Paz, esa mezcla de música apropiada de otros mundos con ritmos y palabras que reflejan inequívocamente el temperamento urbano de nuestra ciudad en varios matices. Encontramos Personajes paceños retratados con firmeza, en música azul, con pinceladas sonoras certeras, sin adornos, sin concesiones, sin mentiras pero con poesía. Ahí están el voceador, el lustra botas, el cocalero, el aparapita y otros que vagan por nuestras Calles Baldías, perdidos en el universo de cerro y asfalto, de yungas y nieve, que es nuestro infierno grande, este Atajo sin salida, laberinto infinito, en el que se desenvuelven día a día los paceños, los bolivianos, todos.
Nace también el rock de protesta, de denuncia social sin concesiones, con un tema bandera, Que la Dea no me vea, que recoje con ironía perfecta la angustia sicológica en la que vivimos los bolivianos teniendo que vivir nuestro día a día bajo la lupa del Tío Sam, que nos escruta, nos examina, nos evalúa en permanencia, haciendo de nosotros ciudadanos, no de segunda, sino de tercera clase, en nuestro tercer mundo querido, que es nuestro patio principal y no el patio trasero de nadie.
