Samuel Arriarán en Bolivia

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AZ: ¿A qué debemos tu visita a Bolivia?
SA: Vine a Bolivia  por motivos familiares  y paralelamente aprovechar la oportunidad de presentar mis dos últimos libros publicados en México que se llaman Literatura y multiculturalismo y Filosofía  de la memoria y el olvido, y también la posibilidad de dar algunas conferencias sobre literatura boliviana, temas  que he estado trabajado estos últimos años,  sobre la obra de Jaime Saenz,  Néstor Taboada Terán, Julio de la Vega, Adolfo Cáceres, Edmundo Paz Soldán y  de un novelista importante que acaba de fallecer que es Renato Prada Oropeza,   como sabes en septiembre del año pasado tuvimos la noticia triste de su fallecimiento.

AZ: ¿Puedes bosquejarnos un poco la sorpresa que puede depararnos la lectura de estos  libros?
SA: En el  libro Filosofía de la memoria y el olvido, trato del tema de cómo en la historia tendemos las sociedades actuales a  olvidar el pasado. En el caso de  Bolivia por ejemplo, a  las nuevas generaciones  ya no se les enseña  la historia de lo que sucedió, sino que todo se concentra en los problemas inmediatos de la actualidad. Pero al igual que en otros países el problema es que para pensar y  resolver los problemas de la actualidad no se puede dejar de pensar en el pasado; el pasado es importante porque  es el puente para comprender el presente y el futuro. Sin una memoria del pasado, sin una comprensión de la historia de lo que sucedió,  repetimos los mismos errores y fracasos como nación. Así en Bolivia, se ha borrado lamentablemente la historia de lo que sucedió  durante las dictaduras militares. Entonces el no recordar lo que sucedió hace que las nuevas generaciones sean fácilmente manipulables, es decir, que se les da una falsa visión de lo que es la realidad actual, y se les crea falsas expectativas. ¿A dónde va Bolivia?, ¿Cuál es el camino de Bolivia? No se puede decir a los jóvenes ni a nadie a donde va Bolivia si no saben que ha sucedido antes, por eso  la importancia de pensar en el significado de la memoria y su relación con la historia. Las sociedades como las personas tendemos a olvidar lo que ha sucedido, recordar el pasado implica un trabajo de duelo, un trabajo de rememoración, de curación; así como las personas, las sociedades también se enferman. Entonces recordar el pasado implica una doble tarea, que es cómo olvidar para no repetir los errores del pasado, y eso hace que podamos curarnos  de nuestros traumas colectivos.
Ese es el objetivo por el que he escrito ese libro, para mostrar la importancia de no olvidar el pasado,  y ver que el olvido cumple una doble tarea, por una parte puede ser negativo y por otra parte positivo; y en  este libro he tratado de comparar la experiencia histórica de los países similares a Bolivia, por ejemplo países que   han pasado por las mismas dictaduras militares, como Argentina, Chile, Brasil y  Europa.  En Europa tenemos el caso de España durante la guerra civil en los años de 1936-39,  hubo una guerra civil que dejó muchas huellas, muchos traumas en la colectividad , pero  el problema es que actualmente la sociedad no quiere que se recuerde ese pasado; dicen que no hay que ver lo que sucedió  sino ver el presente y el futuro. Pero con esto nuevamente se manipula a los jóvenes borrándoles esa parte importante de la historia de España. Tenemos también el caso de las sociedades como Alemania, incapaz de reconocer  y superar su pasado nazi, o  del bloque de los países anteriormente llamados “socialistas”, la ex Unión Soviética, la ex Yugoslavia, la ex Checoslovaquia, Polonia, Hungría, etc. Todos esos países también han borrado de su memoria el pasado, lo que ha sucedido. Pero el problema es que  caen en una trampa  al creer ingenuamente  en las promesas  del poder del capitalismo. Por eso pongo como epígrafe de mi libro una frase de Milán Kundera: “La lucha del hombre con el poder es la lucha de la memoria contra el olvido”.
AZ: ¿El olvido tiene algún aspecto positivo?
SA: El olvido es importante porque es la otra cara de la memoria, la memoria es no olvidar lo que ha sucedido, mantener el recuerdo. Por ejemplo   la dictadura militar de Banzer; eso no hay que olvidar, es importante no olvidar. Pero también es importante olvidar, o sea estamos ante una paradoja. ¿Por qué es importante olvidar? Porque  no se puede vivir sin el olvido, si no asumimos terapéuticamente lo que ha sido la experiencia del golpe de estado,  no podemos seguir viviendo, pero al mismo tiempo para seguir viviendo hay que olvidar. Porque justamente, esas experiencias han sido dolorosas, entonces por eso mismo el dolor provoca rencor, provoca venganza. Entonces el olvido terapéutico es olvidar-perdonar,  ese es el lado positivo del olvido:  no se  puede vivir siempre en el rencor, en la venganza.
 

 AZ: Recuerdo una frase de Borges aludiendo a Funes el Memorioso,  algo así como que el olvido puede ser el mayor de los castigos o el mayor de los dones, el mayor perdón…

SA: Sí, en mi libro recurro mucho a autores,  como Borges, su relato“Funes el Memorioso” un personaje que todo lo memorizaba, incluso detalles que no tenían mayor importancia en la vida cotidiana,  como por ejemplo el ruido de una mosca, o cuantas letras tenía una carta. Su memoria era tan poderosa, tan patológica que no podía  ni dormir. Entonces ahí está el problema de que el no poder olvidar lleva al infierno, al insomnio.  Para dormir necesitamos olvidar lo  vivido de día, sino  es imposible  descansar; y Funes tenía una mente que recordaba todo, entonces ese es el mayor castigo, el no poder olvidar, quedarse en la repeticiónobsesiva de los recuerdos.

AZ: ¿Cómo logras entrelazar, por ejemplo,  a Proust con la idea de la memoria, esta narración casi biográfica  que hace en su obra? 

SA: Marcel Proust,  ha tenido la virtud de hablar de la memoria, más que del puro recuerdo obsesivo, patológico, como una capacidad de  rememorar o revivir los momentos importantes de la vida.  Por ejemplo, él escribe su libro para no olvidar su infancia, la infancia como  un mundo en el que él tenía una  cierta relación mágica, cualquier cosa del presente estaba asociado a  su memoria infantil,  el sabor del té, o escuchar las campanas de  la Iglesia de Cambray  le hacía revivir conectando el presente con el pasado.
Ese es el aporte de Proust al problema de relación entre la memoria y el olvido.  Es la parte positiva de la memoria. La memoria no es solamente recordar por recordar, compulsivamente.  Porque ¿para qué sirve acumular tanta información?, en las computadoras hay más información y mejor que la que podemos tener en nuestro cerebro. Entonces lo que interesa no es la memoria lógica, de tipo computacional, sino la parte sensible de la memoria, que es la parte afectiva, la parte de los sentimientos. La memoria de Proust revive esos sentimientos a través de huellas  que quedan en el presente, por eso  es que he dedicado todo un capítulo entero a la obra de Proust, principalmente a su monumental libro en siete tomos En busca del tiempo perdido. La memoria está asociada al problema del tiempo como vínculo del pasado, presente y futuro. Es bellísimo lo que nos dice Proust de lo que representa la memoria y el olvido, las situaciones, los momentos positivos, las alegrías. Porque todo el tiempo cuando recordamos, nos gusta recordar  de manera masoquista solamente la parte de los sufrimientos, las partes que no tienen que ver con los momentos alegres, los momentos felices; el problema es que vivimos en  culturas donde predomina  mucho el rencor, la venganza, el odio; tanto aferrarse a la tradición, lleva  a mantener rituales de épocas antiguas hasta el presente, eso implica imposibilidad de sobrevivir en un mundo que ya cambiado y que es muy complejo. Toda la obra de Proust es recordar, utilizar la memoria  para darle un nuevo sentido a nuestras vidas. Ello implica necesariamente no olvidar  los momentos felices.   Eso es lo que nos aporta Proust al problema de la memoria y el olvido.
 

AZ: ¿Cuál es la polémica que puede generar específicamente el libro Literatura y Multiculturalismo?

 

SA: La polémica de este libro gira en torno al conflicto intercultural, es decir,  a la lucha entre las culturas¿de qué manera una cultura se impone sobre otra cultura o en qué medida una cultura resiste a una cultura dominante? Este es un tema  de debate que  es vigente no sólo en  Bolivia sino en diversas partes del mundo. Se trata de un problema contemporáneo, un problema crucial de las sociedades actuales que están tratando de salir  del dilema entre la guerra y el conflicto sangriento.  Por ejemplo, en la ex Yugoslavia, el choque  cultural o la lucha entre las culturas ha derivado en la violencia,  en la guerra, en el asesinato masivo de pueblos enteros como  los bosnios, o en la misma Unión Soviética, de los chechenos. Esto es un ejemplo de cómo en varias partes del mundo,  la lucha de las culturas  deriva en la violencia.
En el caso de Bolivia, el conflicto también puede derivar en la violencia. Mi aporte en este libro es mostrar otras alternativas;  yo creo que la lucha entre las culturas puede tener una salida pacífica, las culturas no necesariamente tienen que destruirse, sino que puede coexistir con base en el respeto de las diferencias culturales.   La polémica que yo analizo en este libro es la necesidad de construir una sociedad pacífica, una sociedad donde no predomine el racismo,  porque creo y estoy convencido,  de que no existen culturas mejores o superiores. Todas son culturas  diferentes. Entonces si todas las culturas son diferentes¿por qué no construir un país donde se puedan armonizar y equilibrar las contradicciones, donde no necesariamente  se tenga que llegar a destruir a los otros, a los que no son “iguales” a uno? En las culturas indígenas, ciertamente hay valores positivos que hay que preservar; pero  también  en las culturas urbanas, no necesariamente indígenas por haber sufrido con mayor fuerza proceso de la occidentalización europea, también existen valores positivos, como por ejemplo,  la ciencia, la técnica, la ópera clásica, el rock, que  son patrimonio  de toda la humanidad. Entonces   la polémica que se trata en este libro, es esa necesidad de respetarse o tolerarse entre las culturas, de  reconocer y aceptar que en todas las culturas hay valores positivos.Además de la literatura de Néstor Taboada Terán, Adolfo Cáceres o de Renato Prada Oropeza tenemos el  buen ejemplo de que puede existir un mestizaje positivo y multicultural es la novela Felipe Delgado de Jaime Saenz donde se tematiza la mezcla de símbolos, rituales  y costumbres de la gente del campo y de la ciudad. El problema de la identidad cultural de los bolivianos es para Saenz no tanto el problema indígena en sí mismo, sino la posibilidad de reconformar una nación mestiza frente a lo que otras naciones nos han despojado (por ejemplo del mar como extensión vital no sólo geográfica sino también moral y ontológica). La falta del mar para completar nuestro ser en el mundo es como el cuerpo de Susana San Juan para Juan Rulfo, algo que constituye una especie de profundo dolor por la pérdida de un espacio o de una región inalcanzable (eso que nos separa del mar es la unidad perdida, paraíso del Otro, esto constituye nuestro más doloroso exilio). Por último en este libro he explorado el territorio de diversos escritores que a nivel mundial describen en sus narraciones el multiculturalismo. Es el caso de  autores como Naipaul, Salman Rushdie, KenzaburoOé, GaoXinjon que plantean  una lucha de resistencia para conservar sus identidades culturales en contextos tan diversos como los países islámicos, China o Japón. También he analizado y valorado de grandes autores africanos como Coetzee y NadimeGordimer que replantean la multiculturalidad frente al colonialismo europeo. Y especialmente me he ocupado, por su relación cercana con Bolivia, de la literatura latinoamericana que contiene una rica tradición barroca multicultural como en el caso de los cubanos Lezama Lima, Carpentier, Severo Sarduy y Pedro Juan Gutiérrez, además de Jorge Ibarguengoitia, Carlos Fuentes, Homero Aridjis, Carmen Boullosa y Juan Villoro en México. No he dejado de interesarme en la obra de otros escritores brillantes como el colombiano Fernando Vallejo o de los argentinos Tomás Eloy Martínez y Andrés Newman, ni de Vargas Llosa y Jaime Bayly en el Perú. En  todos estos países he encontrado modos diferentes de narrar la multiculturalidad, como mestizaje negativo o positivo. En mis próximos libros estoy pensando en continuar desarrollando esta problemática tomando como ejes la nueva narrativa mexicana y boliviana. 
 

AZ: ¿Cómo te ubicas entre dos extremos para generar un discurso, entre la política y la filosofía?
SA: Bueno, lo que pasa es que  a medida  que pasan los años,  me doy cuenta de que la política es lo menos importante. La política tiene que ver con el mundo de los problemas cotidianos, el mundo de las cosas prácticas que hay que resolver. Como decía KarelKosik, el mundo de la vida cotidiana es un mundo fetichizado, falso. La política es decepcionante porque no soluciona los principales problemas de la gente. Los políticos nos hacen creer que tienen programas diferentes y mejores, pero en realidad son los mismos programas.  En  Bolivia, enMéxico o en cualquier lugar del mundo tenemos gobiernos  que parecen distintos pero en realidad hacen lo mismo. Esto es así porque la política  sólo es un síntoma de nuestro estado de degradación. Claro, hay quienes se sorprenden  que yo diga por ejemplo, que  no veo progreso alguno en lo que hacen los políticos, porque el progreso  no es construir dos o tres  puentes o muchosedificios. ¿Para qué se construyen edificios sino para la especulación comercial o para lavar los dólares del narcotráfico? El único progreso del que se puede hablar es sólo el progreso de los multimillonarios. Incluso hoy en día podemos cuestionar las políticas de gobierno cuyo objetivo consiste en buscar únicamente  el “desarrollo”. En realidad se trata de un desarrollismo economicista o falso desarrollo. Cuando se quiere construir una carretera,  por ejemplo, no se duda en reprimir  a los mismos indígenas en nombre del “desarrollo”. Ya el filósofo Walter Benjamin señalaba que todo proceso de  “desarrollo” cultura o civilización no es otra cosa que un proceso de violencia y de barbarie.
Me he concentrado más en la filosofía porque me produce más satisfacción, en el sentido de que puedo pensar y construir ideas propias y hacer aportaciones; para ver que  no todo en la vida es material,  que no todo tiene que ver con beneficios económicos. Hay cosas más profundas,  por ejemplo el sentido de vivir. ¿Qué es una vida buena? Una vida buena tiene que ver más con la ética, por ejemplo.  Tiene que ver con hacer cosas con sentido, la filosofía es más duradera que la política.  La política cambia muy rápido, en cambio la filosofía no cambia; porque ya llevamos más de veinte siglos y nos hacemos las mismas preguntas ¿ para qué vivimos?¿a dónde vamos?  Sabemos que nos vamos a morir pero el problema es que hay que vivir  bien, con la conciencia limpia, sin traicionar los ideales ni corrompernos económica o políticamente.


AZ: ¿En estos lugares fronterizos, interdisciplinarios, de que forma estas lanzando tus provocaciones; en el sentido de trabajar la filosofía con la literatura?
SA: Antes, en mi  época de estudiante, me fui concentrando  mucho en la filosofía como un trabajo academicista, de citar muchos autores; porque  el ser filósofo profesional hace  que todo lo que digas tiene que estar fundamentado: en la universidad nos decían que  si no has leído libros no puedes decir tus propias ideas. Pero ya me he liberado de esa angustia y empecé a encontrar filosofía en la literatura, ahí  empecé a romper el canon.   Esto es más placentero que hacer trabajo puramente académico, de puras citas.  A la mayoría de la gente no le interesan las citas, o la cantidad de libros que uno ha leído; lo que  interesa  son las cosas originales que uno pueda decir y que se relacionan con sus experiencias cotidianas. Lo original solamente puede ser dicho saltándose de una disciplina a otra. Si por ejemplo a través de la poesía puedes expresar ideas filosóficas, ¡qué bueno!  La mejor poesía no es la que dice únicamente cosas bonitas (llena de adornos retóricos) sino  la que tiene más filosofía, la que tiene algo que comunicar a los lectores.  Lo que ahora se hace es pasar de una disciplina a otra, de la filosofía a la música, a la pintura,  como Jaime Saenz;  él hacia poesía, pero también estaba saltando a la pintura, y a la música; él era buen auditor de Bruckner. Podemos decir ahora que ya lo conocemos más, que  detrás de su poesía hay una fascinación por la música, eso no lo hace cualquier poeta, su sensibilidad era tan grande que  podía pasarse de la literatura a la música.


AZ: ¿Qué autores se están leyendo actualmente en México, en   este cruce de la literatura y la filosofía, ejerciendo ambos oficios?

SA: En la literatura  hay un interesante desarrollo en México. En estos últimos años ha surgidouna nueva  generación de escritores y escritoras.  Vemos que  la literatura de Carlos Fuentes, de Juan Rulfo, es decir de la anterior generación, está teniendo una continuidad que no es nada despreciable, no podemos decir que la nueva generación es peor. ¿Qué es lo que está planteando la nueva generación ? Tenemos por ejemplo, nuevas  escritoras (no escribidoras como Ángeles Mastretta o Isabel Allende) que plantean un nuevo modo de narrar desde una visión particular de género. Te hablo de Cristina Rivera Garza, Ana García Bergua, Rosa Beltrán o Carmen Boullosaque todas juntas tienen más de  cuarenta novelas y es sorprendente su capacidad de fantasear e imaginar,  de hacer cambios formales y de contenido. Es una visión diferente,  ya no es la vieja literatura feminista que simplemente ensalza la figura de la mujer contra el dominio masculino, aquí hay otra sensibilidad.
También  hay otra nueva  narrativa que tiene que ver con el problema de abordar la sexualidad, cómo abordar en la narrativa a los personajes marginales como los homosexuales, las lesbianas, los travestis.  Hay varios escritores como  Enrique Serna, Mario  Bellatin que escriben sobre  la nueva situación de la corporalidad, o el cuerpo humano que añora sus partes faltantes. Una especie de  visión neobarroca de lo que es la corporeidad.¿Porqué estos escritores se preocupan tanto por los problemas del cuerpo,  por la apariencia del cuerpo? Antes todo era cuestión de la mente, el cerebro, la inteligencia; como si los personajes fueran puramente lógicos. Ahora  se ve que el cuerpo está generando mucha tensión porque tiene sus propios problemas y su propia forma de comunicación. Esta es una literatura altamente festiva, despojada de toda huella de seriedad y respeto a los viejos valores. Es una tendencia literaria subjetivista con la que se identifican muchos lectores obsesionados por su imagen corporal, así como su lugar en una nueva sociedad donde se normalizan los casamientos entre personas del mismo sexo (o por el contrario, en una sociedad donde el derecho a la diversidad sexual sigue siendo duramente reprimido).
Hay otra narrativa relacionada con la representación de  la identidad política. Autores como Jorge Volpi, Paloma Villegas o Juan Villoro  plantean problemas de la manera como la clase media, los universitarios o los yuppies  participan en la nueva democracia. Esto es nuevo, una literatura que aborda  el problema de los efectos de la guerrilla zapatista,  como un problema que tiene que ver con la actitud de los jóvenes del 68  que se decepcionaron en su época,  y ahora vuelven a tener otro sentido a partir de la globalización. Esta es una tendencia de la narrativa muy interesante porque plantea los problemas de la juventud actual en el contexto de un gobierno neoliberal altamente comprometido con los valores clericales y de la nueva oligarquía de banqueros y empresarios. 
Luego tenemos literaturas marginales que se relacionan más con los problemas del mestizaje. ¿ cuál es la identidad del mexicano? No es español ni puramente indígena;  sino que es  algo así como una identidad barroca.  Una  fusión de identidades que no es muy clara,  es como el ajolote,  que no es ni pez ni víbora, no se sabe que es. La literatura ya no pretende dar razones ni explicaciones, sino  dejar el misterio sin apariencia de resolución narrativa. Este es otro rasgo de la nueva literatura en México que prefiera dejar al lector la palabra. No se trata de darle respuestas definitivas al lector; que el lector aporte con sus propias respuestas al texto narrativo. El lector está incorporado ya al acto narrativo.Entre estos  autores se pueden mencionar a David Toscana, Daniel Sada , Sergio González Rodríguez, AlvaroEnrigue, Ignacio Padilla, Alvaro Uribe y Pablo Soler.


AZ: ¿Qué opinas sobre las nuevas polémicas en la  literatura?
SA: Las nuevas polémicas parecen girar en torno a los planteamientos posmodernistas. Yo no he desarrollado una teoría estética, ni pretendo hacerlo porque me cuesta entender  que en la literatura la copia  pueda ser considerada como obra de arte, creo que eso es un error porque todos serían artistas. ¿ Qué es lo que hacen algunos escritores? : copiarse  de los libros escritos por otros. En el caso de la novela de Bolivia construcciones de Bruno Morales (seudónimo de Sergio di Nucci) que luego de ser premiada (Premio La Nación-Sudamericana, 2006) se descubrió que habían párrafos de la novela Nada de Carmen Laforet.  Lo curioso fue este hecho no sorprendió a nadie, aunque el jurado decidió revocarle el premio. Sin embargo, en vez de ver un acto negativo  más bien se subrayó su positivo como la donación hecha por el autor a una ONG. Según algunas teorías recientes de la literatura  estamos ante nuevos modos de práctica literaria. No es un debate que se reduce a una simple cuestión de derechos de autor. El  problema consistiría en  que ya no se puede trasladar criterios de un campo al otro tan fácilmente. Según Josefina Ludmer, estamos ante nuevas  escrituras que no admiten lecturas literarias. No importa si son o no son literatura. Aparecen como literatura pero no se las puede considerar con categorías válidas para otras épocas.(http://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v17/ludmer.htm)
En la música  ya no sabemos  donde está el original y la copia; obviamente es más difícil determinarlo por el mismo desarrollo técnico que lo  imposibilita.  Pero en la literatura los criterios anteriores en otras épocas  estaban centrados alrededor de la idea de  que la obra debía ser fundamentalmente original;  ese criterio de la originalidad está en crisis. Antes,  para decir que una obra estaba lograda artísticamente, debía tener un adecuado equilibrio entre la forma y el contenido, etc.  Por supuesto que estoy de acuerdo con que  la poesía y la narrativa deben desarrollar nuevas estructuras. En el siglo XX1  no se puede escribir como Balzac. Tienen que haber otros criterios en la literatura y la narrativa. Pero esos criterios no tienen que reducirse simplemente a la ideología de que ya no hay diferencia entre el autor real y ficticio (como en el caso de “Bruno Morales”), porque eso es parte de la moda del posmodernismo.   El posmodernismo es una ideología que ya ha  pasado de moda, porque  ya estamos cansados de decir que todo es copia, que ya no hay original,  que las personas y los autores  se pueden sustituir o confundir.


AZ: Otra de tus aficiones es el cine, ¿Qué has podido observar a tu retorno, de la representación de Bolivia en el  cine y su transformación?
SA: Así  como en mis libros he pasado de la filosofía a la literatura, también he pasado de la filosofía al cine. En México, en la universidad donde he estudiado, la UNAM, junto con seminarios y  cursos de filosofía  veíamos muchas películas, entonces  no era extraño que constantemente estuvieramos relacionando filósofos con cineastas. Muchos cineastas  son grandes filósofos, por ejemplo Bergman, Buñuel, Tarkovskyo Fellini. Los mejores cineastas  son los que nos dan una visión filosófica. Incluso  tengo como proyecto escribir un libro sobre filosofía y cine; tengo una colección de grandes directores de cine. 
En relación al cine boliviano veo  una continuidad con la tradición. Es muy interesante cómo el cine boliviano actual continúa esa tradición abierta de los grandes cineastas como Jorge Sanjinés o Antonio  Eguino. Lo que uno esperaría es  que fueran más originales, y no solamente se redujeran a una recreación de temas. Por ejemplo,  el tema de Chuquiago, el tema que se planteaba en la película de Antonio Eguino, y  que algunos cineastas como Valdivia vuelven a replantear (en Zona sur) pero sin mayor aportación ni originalidad. Bueno, el hecho de que ya haya un conocimiento de anteriores cineastas, de que por lo menos no partieran de la idea de que se puede innovar por innovar , ya es bueno; hay que esperar. Yo creo que el nuevo cine boliviano todavía está por hacerse, así como la nueva narrativa y la nueva poesía, está buscando una identidad. Está tratando de decir algo a las nuevas generaciones y siempre hay una referencia al pasado, en cuanto admite que hay cierta continuidad.Entonces, yo creo que es muy saludable lo que está ocurriendo en el campo de cultura. Hay por una parte una contradicción, mientras  a nivel artístico cultural sí hay una mejora, en la política sucede lo contrario. Por eso hay que estar atentos a lo que pueda desarrollarse en el campo del cine, sobre lo que están expresando los nuevos cineastas bolivianos (por ejemplo la película Cementerio de elefantes)  Diría que hay un intento de reflexionar sobre los problemas que se viven en Bolivia, los nuevos problemas históricos, por ejemplo,  el nuevo mestizaje que se está desarrollando, la nueva relación que se da entre los blancos, los mestizos y los indios, o la vida de los  propios artistas y escritores que prefieren morirse ahogados del alcohol más barato en alguna zona comoTembladerani.  Si el cine está planteando estos problemas quiere decir que algo bueno está sucediendo.


AZ: Bajo esta mirada ¿qué sucede en México?
SA: Pues al igual que el resto de los países latinoamericanos el cine mexicano está dominado por  Hollywood. Hay muy pocos cineastas que están tratando de decir algo nuevo, aunque no se puede negar que en los últimos años han ganado premios internacionales. Hay un nuevo cine que trata de abordar graves  problemas como el narcotráfico. El Infierno, de Luis Estrada, por ejemplo  es una película de primer nivel donde se  plantea cómo funcionan las estructuras de las “Familias” . La ventaja  que tienen estos cineastas mexicanos es que no están padeciendo la censura que padecían antes. Ahora cualquiera puede expresarse, incluso tomar posiciones muy claras contra el poder y  la hegemonía de los partidos políticos.  Eso es altamente positivo porque permite mucha libertad, mucha circulación. Hay un cine independiente que funciona con apoyos especiales. Se podría decir que no es muy diferente la posición que tienen actualmente los cineastas en México que en Bolivia, solamente se puede decir que allí hay más cantidad,  anualmente se producen alrededor de cincuenta películas.
 
 Más información sobre el autor:
http://www.palabrasmas.org/nius/index.php?page=32&idn=1810
http://www.paginasprodigy.com.mx/SAMELI/index.html

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Acerca del autor

Escritora y periodista cultural. Licenciada en Literatura. Ha publicado el poemario “Fragmentos en el Aire” Ed. Gente Común. Relatos en las compilaciones “Algo por el Estilo” (Marcelo Villena, UMSA), “Memoria de lo que vendrá”,(Juan González, Nuevo Milenio), en “Más de cien escritores bolivianos” (Roberto Agreda Maldonado Ed. Kipus), en la Antología Primer Festival Internacional de Poesía José María Heredia, Toluca 2017 y la Antología XXII Enero en la Palabra. En medios como Los Tiempos, La Razón, El Diario, Opinión, Revista “Tu mundo”, Revista Municipal de Culturas “khana”, Revista de poesía “Alforja” y Cuadernos de Literatura “Pensamiento Decolonial y Literatura”. Como crítica de cine, ha publicado junto a Marcelo Reyes “Apuntes de Cine” Ed. 3600. Desde 2002 hasta la fecha es editora de la revista digital de arte y cultura, Palabras Más, de la que es cofundadora.

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