El estreno de la obra se realizó en el Desnivel, con la cordial atmósfera de personajes que indirecta y doblemente, se dirigen tanto al público como a la historia de donde provienen. Trama a la que dan forma a través de diálogos descriptivos, referidos, introspectivos, algunos previsibles, otros agradablemente desbocados con interesantes asomos poéticos.
Siguiendo las huellas del trajinado Teatro de la Palabra que ha calado hondo en nuestro medio, la representación es una ocasión para acompañar a los actores y dejarse llevar por las gracias y desgracias de una otra historia, centrada en la figura de la madre devoradora. Texto y pretexto para desarrollar los motivos o causas de Un Pequeño Holocausto, en la intimidad de un hogar, que se incendia para liberar la represión de sus miembros. La obra de Antonio Torres Vasquez, de gesto deliberadamente dibujado o exagerado también nos devuelve a los atisbos del teatro del absurdo, teñido de actitudes incoherentes. Rostros caricaturescos, son clichés que desenvuelven una comedia que inadvertidamente termina en tragedia, acertado logro. Una historia donde las acciones son más referidas por la palabra que por la interacción física entre personajes que se ladran en el escenario sin tocarse.
Un Pequeño Holocausto, es una obra de posibilidades en vías de transformación, tanto en la letania del ritmo, como en la puesta en escena general, es un esfuerzo donde a pesar y en contra se pueden hallar, desde someros momentos de risa hasta cierta inexplicable tristeza en una de las escenas finales, sumergida en conmovedora música. A continuación ofrecemos algunas respuestas del director sobre la naturaleza de la representación, una producción conjunta de Teatro Fuego, La Casa del Perro y Careta de Palo:
¿Cómo surge la idea de tomar este tema para una obra de teatro?
A.T.V: No encontraba una obra que quisiera montar, muchas me gustaban pero no encontraba una que quisiera montar. Fue a finales del año pasado que empecé a escribir la primera escena, en la idea original había un accidente y los hermanos empezaban a lidiar con el problema, pero poco a poco mientras escribía el personaje de Sandra iba tomando ciertas particularidades y la idea original se fue quedando atrás, empecé a ver hasta dónde podía llegar, y que los motivos de ella tengan un peso para planear un asesinato.
¿Es una comedia que termina en tragedia, qué opinas?
A.T.V: Lo de la tragedia es porque no puedo conmigo mismo, mi intención era ver hasta donde podía llevar la comedia, pero de pronto dije "no, esto tiene que terminar de otra manera". Escribí una escena que no está ahora en la obra donde todo se volvía extremadamente denso y turbio, porque así como me gusta la comedia también me gusta la tragedia, y el peso escénico que tiene. Y fue por eso que llegué a este final, porque pensaba que no podía ser simplemente una comedia, tenía que terminar mostrando los motivos verdaderos de Sandra, y el peso de la muerte de una madre.
¿Aparentemente con una dosis de teatro del absurdo?
A.T.V: Lo del teatro del absurdo, en realidad ha partido mucho de dibujos animados, muchos recursos me los he copiado, me los he sacado de dibujos animados, creo que es por eso que tiene el tinte absurdo. Porque nunca he logrado concebir a los personajes como algo que no sean caricaturas.
¿Llama la atención la distancia de los personajes que no llegan a tocarse, es algún sello de la actuación o no ha sido pensado realmente?
A.T.V: El poco contacto fue porque no encontraba la necesidad de que se toquen. Además porque como escribí el texto me ha resultado difícil despegarme del texto, entonces es algo con lo que todavía estoy peleando. Es muy peligroso escribir y dirigir por lo menos para mí. Probablemente algún rato en lugar de buscar una interacción entre los personajes lo que he buscado es que logren decir el texto con el ritmo que planteo. Le he dado más importancia al texto.
¿La alusión a los israelitas a qué se debe?
A.T.V: Lo que pasa es que la obra la había terminado de escribir y no tenía un título. Entrando a Internet casualmente encontré la definición de holocausto y me gusto porque me parece que está en la obra, hay una muerte, hay un sacrificio, y Sandra quema todo como una forma de purificación para pasar a otra cosa. El momento en que en la página de la RAE leí holocausto supe que tenía que ver directamente con mi obra.
¿Han habido referencias, si es así cuáles son las textuales?
A.T.V: El final es el momento en que menos referencias tengo, después toda la obra está llena de referencias a películas, a textos de otras obras. Por ejemplo de “flores, flores para los muertos” que es de Un Tranvía llamado Deseo, “for ever , and ever, and ever” que es un texto entero de El Resplandor de Kubric, que puse a manera de jugar, pero el final no, salvo la alusión a Sodoma y Gomorra, y la Mujer de Lot que cuando gira se vuelve en sal…
¿Dirías que es teatro de la palabra porque no se recurre a la acción y no hay interacción física entre los personajes?
A.T.V: Pienso que la propuesta se va por ese lado pero a mí me gustaría saber que hace otra persona con ese texto, he incluso estoy pensando en Santa Cruz hacer otro montaje, no sé si el texto como tal por si solo propone esta preponderancia de la palabra.
Es muy difícil hacer una gira en Bolivia es muy caro, y a mí me interesa que la obra se vea en otros lugares, entonces planeo el próximo año pienso ir a Santa Cruz armar otro equipo con otros actores, y otras posibilidades de la obra, ya no sobre la caricatura, por ejemplo, una propuesta que quiero explorar es que pasa si son mayores que pasa si tienen cincuenta años, cuarenta años, y habrá que ver…
Sobre la obra:
El texto de la obra ya ha sido seleccionado por el programa “Hojas Volantes” de la universidad Carlos III de Madrid para ser publicado en España con la editorial “Astillero”, en una edición de textos bolivianos que sacará dicha universidad. “Un Pequeño holocausto” es una comedia, trata de Sandra que necesita cambiar de vida, irse y empezar de nuevo, ella quiere llevarse a sus hermanos con ella; pero se da cuenta que para lograrlo debe cometer un crime, así que lo hace. Es en ese punto en el que empieza la obra, Sandra tratará de engañar y convencer a sus hermanos para que la sigan, para que se vayan con ella en busca de una vida, sin embargo las cosas no salen como en un principio ella las tiene planeadas.
Sobre Teatro Fuego:
Teatro fuego nace en la ciudad de La Paz en el año 2003, su primera obra fue “El Gran Anillo de Sal”, obra que participo en el festival internacional de teatro de La Paz, en el Premio Nacional Peter Travesí y en el Festival internacional de la Cultura de Potosí. Después de esta primera obra los integrantes de Teatro Fuego, decididos a asumir el teatro como una profesión, dedican varios años a su formación teatral en la Escuela Nacional de Teatro. En el año 2009, junto con el grupo Careta de Palo, presentan “El Matrimonio Palavrakis” de Angellica Lidell; este año, estrenó “La edad de la ciruela” de Arístides Vargas y ahora pone a consideración del público “Un Pequeño Holocausto” de Antonio Torres, par este proyecto Teatro Fuego trabaja con otros grupos de la ciudad de La Paz que también buscan presentar trabajos de calidad profesional; es así que el elenco está conformado por Cynthia Díaz y Verónica Paz del grupo “Careta de Palo” y por Tatiana Azeñas y Luís Caballero del grupo “La Casa del Perro”.
Sobre el autor y director.
Antonio Torres nació en Potosí- Boliva en 1982, es parte de la primera promoción de licenciados en Artes Dramáticas de Bolivia, egresó de la Escuela Nacional de Teatro el año 2009, actualmente radica en la ciudad de La Paz y es parte de “Teatro Fuego” donde cumple funciones de director y actor. Como actor ha participado en las obras: “La muerte del general” de Marcos Malavia (2009), “Antígona” de Bertold Brecht (2007), “Play Station” de Miguel Alcantud y otros (2008), “El Principito” Adaptación de Antonio Peredo (2007) “El Gran Anillo de Sal” de Teatro Fuego (2003). Como director actualmente está trabajando sobre “La edad de la Ciruela”de Arístides Vargas y “Un pequeño holocausto” de él mismo, también dirigió “El matrimonio Palavrakis” de Angélica Lidell (2009). Es coautor de “El Gran Anillo de Sal” (2003) y de “Buenas influencias bonitos cadáveres” (2004) y autor de “Un pequeño holocausto” (2010).