Los Xll y Malaya Mi Suerte

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Los Xll y Malaya mi Suerte fueron  las obras  ganadoras de la competencia de cortometrajes en el Tercer Encuentro el Arte y el Vino,  celebrado del 25 de febrero al 7 de marzo.  El evento a cargo de la prefectura de Tarija y la alcaldía del Municipio de Uriondo, fue organizado por Gustavo Castellanos, el director de  Espíritus Independientes. El jurado estuvo integrado por los 15 artistas plásticos, pintores y escultores invitados al encuentro, así como las principales autoridades del municipio. 

Los Xll. Porque no Sólo de Pan Vive el Hombre
Los Xll es el segundo corto ganador , el grupo  integrado por el  cineasta de la película Rojo Amarillo Verde, Sergio Bastani;  Diego Pino y el actor Julio Iglesias  quedó premiado por las autoridades más representativas del encuentro. 
Los Xll  es el resultado del inesperado encuentro con la iglesia del pueblo de Concepción siendo refaccionada. Una pared caída detonó la idea de aprovechar el proceso de reconstrucción de la estructura para realizar un docuficción o  un falso documental. Lo interesante de la realización, es que  director afirma haber partido de un concepto, una imagen esencial,  para luego  desarrollar el guión tomando en cuenta sugerencias de los miembros de su equipo, el guión fue elaborado en el proceso.

Según señala el cineasta  toda la  parafernalia  se realizó para llegar a una toma final,  el resplandor de la última cena entre el padre, el actor Julio Iglesias y los doce albañiles. El resto de los elementos narrativos fue un pretexto para alcanzar la escena. En el film los albañiles, actores naturales del pueblo, parodian singularmente a los doce apóstoles levantando el templo, y recreando la significativa última cena en medio de polvo y muros derruidos.  Poco a poco, la interesante locación se transforma en un personaje central de Los Xll.Realizar las escenas en el templo cobró importancia para el pueblo, el corto se  convirtió en un recuerdo visual, un tributo al  momento de reconstrucción de la Iglesia, para todos los habitantes Concepción.

Si se advierten algunos cabos sueltos se debe quizás, a que la historia se fue dando a medida que se avanzaba. Pero deliberadamente Los Xll es el resultado de la improvisación y la espontaneidad del equipo celebrando la obra, en escasos dos días de rodaje con una Sony Z1. “Nos tratamos de divertir y aprovechar los elementos que encontrábamos y es lo que propicia una producción rápida” explica Bastani. La muerte del campesino, que ha algunos espectadores pareció descontextualizada, tiene por ejemplo,  la función de naturalizar la muerte en la comunidad y mostrar al sacerdote en su  habitual rol de cura como máxima autoridad del pueblo. El realizador comenta haber escogido la muerte como un elemento constante en la historia. Si esta primera víctima muere en sus viñedos con una botella entre las manos; el sacerdote muere  en el templo, asfixiado  por un pedazo de pavo atrapado en su garganta. Para Sergio Bastani era  sugerente que estos dos personajes murieran en su elemento.

Las sugestiones que se desprenden jubilosas del corto, son muchas. El pavo, seudo espíritu santo se da en sacrificio, a semejanza del cura  que  seduce y explota a sus  dóciles apóstoles. En lugar de vino es el cuerpo el que se entrega. El padre, actor que curiosamente apellida Iglesias, termina atragantado por el hueso del ave que sacrifica para alimentar a sus  insaciables trabajadores. En otro sentido, la personalidad  de Julio Iglesias magnetiza favorablemente el corto, su personaje se apropia perversamente del misterio que emana de Los Xll.

Más próximo a la ficción que al documental, en Los Xll  el director retorna al llamado de un cine metafórico, aquél que lo inclinara a realizar Amarillo, o las encantadoras Mujeres en un Campo de Maíz.  A pesar de la comprobada madurez y la versatilidad del realizador, Bastani dice estar en proceso de encontrar una voz y no tener aún, un estilo propio y definido. Ciertamente se inclina por lo conceptual, sus cortos se han caracterizado por escenas con pocos diálogos, e imágenes sembradas por exploraciones estéticas trabajando detenidamente la  fotografía. Por otra parte  no niega el deseo  de moverse  dentro de una propuesta  clásica  en futuras producciones. “… me he dado cuenta de que tengo que encontrar un punto intermedio entre el espectador y lo que quiero hacer. A momentos soy muy conceptual (…) Quisiera mantener a mi público un poquito más participante, no  tan expectante.” comenta Bastani refiriéndose a  su reciente  experiencia en la película Rojo Amarillo Verde, junto a los directores Martín Boulocq y Rodrigo Bellott.

La importancia que en Los Xll  se otorga al silencio y el gusto por el plano fijo largo se revela en la puesta en escena, de espaldas la primera víctima, el campesino,  se aleja lentamente  de la cámara para caer muerto en  el viñedo. El poema visual también se da en una especie de escritura del azar, en el guión que se va desarrollando libremente. En Rojo Amarillo Verde, por ejemplo Bastani nos transporta fuera de la camisa de fuerza del guión  “Las cosas van pasando porque tienen que pasar, hay un momento en que la madre y el hijo  están echados  en la cama, y es una toma larga, pero estábamos filmando tan cerca de las montañas, que las nubes han comenzado a pasar en los claros oscuros naturales que nunca hubiera yo pensado planear. Pero sucedió y decidí usarlos en la película porque son cosas que pasan,  me imagino que es como cuando estás en el proceso de  escribir un poema,  te pasa algo, lo asimilas y lo reproduces.”

En la obra se hacen evidentes las escenas contemplativas, sumidas en  la magnífica presencia de naturaleza que da  misterio al Valle de Concepción. Un cine de autor que convive pacientemente con la imagen. Los referentes artísticos  de Bastani  llevan del cine italiano antiguo al el cine independiente americano, del cine asiático al  francés. Abbas Kiarostami, el director iraní, es uno de sus favoritos, tal vez porque su padre también es iraní. Sin embargo en Los Xll parece surgir  la influencia de  artistas como Bill Viola con sus interesantes trabajos en torno  al cuerpo  y la imagen ralentizada; así como  la reciente parodia de Rodrigo Bellott en la video instalación El Sueño de la Muerte  o el Espacio de los Cuerpos Poéticos, ganadora en su categoría del  SIART 2009. En ella Bellott recrea  escenas de los lienzos  pintados  por Bouguereau componiendo un cuadro fílmico contemporáneo. Al detener por instantes a sus personajes estatizándolos, construyendo retratos con la expresión de su  cuerpo, el corto de  Bastani se identifica  con  la relojería  del tiempo, en  el espacio enigmático de la pintura. No es otra la escena final que en Los Xll gatilla su propia idea de mundo,  parodia de la memorable cena representada por Leonardo Da Vinci,  próxima también a un retrato de sub- rrealismo criollo del fotógrafo Marcos López.

En el futuro Bastani planea hacer un largometraje, ya tiene el guión, pero necesita encontrar un productor. La película, según cuenta, será  muy conceptual y metafórica: “es como artesanía versus industrialización, o análogo versus digital ese tipo de comparaciones”.

Malaya mi Suerte en la Competencia de Cortos
Malaya mi suerte del grupo Roberto Carreño Borda, Elizabeth Pérez Méndez y Julián Caballero Duran, fue la obra  ganadora de la competencia . La productora Alucine recibió el premio del jurado, integrado por quince artistas plásticos invitados al encuentro.

En los breves días del encuentro  el sucrense Roberto Carreño Borja elaboró  un guión  preparado  con  la  exclusiva temática del vino. El realizador señala que el grupo quería hacer algo novedoso, un corto con efectos especiales que sorprendiese al pueblo y que  llamase  su atención. Sin duda el humor directo fue la clave que congregó espontánea la atención y el arrebato de la gente del lugar en el Teatro Municipal de Concepción.  Malaya mi suerte no se enfrasca en contemplaciones poéticas, o exploraciones estéticas, sin embargo tampoco recurre al regurgitado modelo de cine convencional, llegando a innovar  temática y formalmente sin dejar de ser accesible y  comercial.
Malaya mi suerte es una película de género, de comedia popular, simple, directa, pero no menos complicada en la realización.  El corto  prende  por el ritmo y  la sencillez de la historia,  la novedad de los magníficos efectos especiales, y el abordaje inusitado a la temática fantástica que  confluye  en algo de risible ciencia ficción. Una ingrávida abducción extraterrestre es quizá la primera escena de su género, en la historia del cine boliviano.  El merito del cortometraje consiste en haber logrado sus sorprendentes efectos especiales en un espacio de tiempo precario y con un equipo sencillo. Malaya sea mi suerte, "maldita sea mi suerte" también  es añoranza o admiración. Malaya  se deja llevar por el ojala, es disgusto y  se usa para maldecir. Toparse con un fantasma, pasar la noche con un travesti o ser embriagado por sonrientes trillizas, son algunas sorpresas que depara el corto. La historia se sitúa en  el chiste, en los cuentos populares que surgen en torno a la embriaguez, la fiesta, el chaqui y los inauditos encuentros del tercer  o del cuarto tipo.    Probablemente sea esta la razón por la que logra un contacto inmediato con el público; a diferencia de Los Xll, el otro corto ganador del festival, que en su propio estilo optó por un humor cifrado.

Roberto Carreño Borja, no es un cineasta de academia, es ingeniero de sistemas. Su experiencia cinematográfica llega acompañada por La Maldición de Rocha, película de bajo presupuesto que desentierra del olvido una leyenda costumbrista de Potosí,  experimentando con curiosos efectos digitales. Los actores del film a semejanza de Malaya mi Suerte, tampoco eran profesionales. Uno de ellos aprendió a usar la pequeña cámara Handy el primer día de la filmación, demostrando  con esta hazaña la posibilidad de otro tipo de cine en Bolivia. Un cine experimental y autodidacta, que no se deja anonadar por los profesionales del audiovisual, y que a pesar de todas las fuerzas adversas  crece y se perfecciona  demostrando una gran capacidad.
 

La calidad de la realización de Roberto Carreño ha mejorado, la interpretación de los actores naturales en Malaya mi Suerte es decididamente mejor que la de La Maldición de Rocha,  y la astucia  de los efectos especiales impresiona por su prolijidad. El equipo de Carreño y  los  otros grupos del audiovisual  estuvieron más cerca de las personas del pueblo que los artistas plásticos convocados al Tercer Encuentro el Arte y el Vino. La gente del lugar  colaboró en los cortos con entusiasmo; asistiendo emocionada a su presentación y premiación en el Teatro Municipal; se vio  y vio a familiares actuando, reconociendo con agrado  las calles, las construcciones y los viñedos de Concepción, integrándose y apropiándose del festival. Si el merito no fue debidamente reconocido en su momento Malaya mi Suerte termina de confirmar el talento de este grupo, incomprendido en el pasado. “No necesariamente tiene uno que tener plata para formarse afuera, se está demostrando con estos festivales que realmente hay artistas en Bolivia, yo creo que la mejor educación es agarrar y ver películas. No vas a aprender mucho, obviamente vas a aprender la parte técnica, pero la creatividad esta en ti (…) Para comenzar como todos quieren que uno comience,  filmando en treintaicinco, con actores de primera, es matar a la gente que quiere entrar al cine. Hay gente que está haciendo lo que nosotros hacemos y tiene un excelente futuro”,  declara el director, encantado con la idea de haber asumido el reto de competir y ganar en el encuentro. La Maldición de Rocha  también aborda el género del terror suspenso, con un humor simple y desenfadado. A pesar de las malas críticas en torno a la actuación, el film tuvo un mes de sala llena en Sucre. El grupo Alucine planifica filmar otra película en el mes de junio, aún no tiene un nombre escogido, pero el género será de suspenso terror. Roberto Carreño ha decidido  explorar este género porque ciertamente no se lo ha aprovechado en el país, el grupo está decidido a demostrar que en Bolivia se puede abordar con éxito un cine distinto  al  costumbrismo y al drama social.

(Última foto:  Geraldine Obrian,  penúltima: cortesía de Sergio Bastani)

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Acerca del autor

Escritora y periodista cultural. Licenciada en Literatura. Ha publicado el poemario “Fragmentos en el Aire” Ed. Gente Común. Relatos en las compilaciones “Algo por el Estilo” (Marcelo Villena, UMSA), “Memoria de lo que vendrá”,(Juan González, Nuevo Milenio), en “Más de cien escritores bolivianos” (Roberto Agreda Maldonado Ed. Kipus), en la Antología Primer Festival Internacional de Poesía José María Heredia, Toluca 2017 y la Antología XXII Enero en la Palabra. En medios como Los Tiempos, La Razón, El Diario, Opinión, Revista “Tu mundo”, Revista Municipal de Culturas “khana”, Revista de poesía “Alforja” y Cuadernos de Literatura “Pensamiento Decolonial y Literatura”. Como crítica de cine, ha publicado junto a Marcelo Reyes “Apuntes de Cine” Ed. 3600. Desde 2002 hasta la fecha es editora de la revista digital de arte y cultura, Palabras Más, de la que es cofundadora.

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