Verse (Primera parte) es una interesante película boliviana de Alejandro Pereira Doria Medina, realizada en la profunda ciudad de Sucre, que lamentablemente queda opacada por la mala calidad técnica; pero sobresale por el desplazamiento de la cámara al narrar cinematográficamente las metáforas que sugiere.
Por otra parte (volviendo al estigma del cine pobre y posible), no queda del todo claro si la imagen difusa, de principio a fin, se debe a la mala calidad de la cámara, o a la intención deliberada, ya que no se juega con el previsible recurso de los matices de nitidez, como por ejemplo a modo de Ceguera de Fernando Meirelles, para elaborar la poética en torno a la ansiedad de la mirada y la identidad que se alude en Verse. Identidad que es anonimato o reconocida soledad urbana en la multitud, un presagio de muerte.
De esta forma acontece la angustiante, y prolongada, exposición de la idea: la maternidad y la pérdida de un hijo. También se prueba la tragedia del migrante y se desarrolla bien la expectativa, sembrando falsas pistas, y posibles resoluciones a la incertidumbre que despierta el drama. Al espectador descuidado Verse podría pasar también, de lado, por un film tenebroso de catecismo cristiano, pero como acontece con la extrañeza de las verdaderas películas, desde la primera escena una segunda película emerge sobre la superficie, vaciando sobre el espectador la atmosfera de tensión malévola que inunda a su protagonista, la malignidad de Verse embarga todo el film.
Sin embargo la opera prima se transforma en una tragedia que exagera su dramatismo, entre otros, con un hartazgo de efectos de sonído. El problema es la dosis mal llevada a la saturación, aquella que peligrosamente transforma un excelente drama de suspenso en melodrama de terror, soltando las riendas. Demasía que hace poco digerible la esbozada profundidad.
Se ha dicho que en la película "no sucede nada", Verse escapa a la narración, mostrando acciones cotidianas y repetitivas. Por el contrario, la intervención sonora anticipa con irritabilidad, constantemente, que algo inexplicable sucederá. Curiosa anacronía, que tensa la cuerda simbólica, que podría pasar por un recurso interesante, pero que pierde fuerza por su marcada insistencia.
Un gran acierto, toda una pieza de música clásica, bella en sí misma, se toma el tiempo, acompaña y transfigura la contemplación de figuras anónimas de pasajeros, y verdaderos transeúntes perdidos en la ciudad, a semejanza de una ficción a la vez documental. ¿ Si “Ve” la película; se sentirá Ud. confundido entre ellos?
Con toques surrealistas, la cinta traza presagios del inconsciente y susurros de presencias malignas, distorsión existencialista del mundo y una recua de sugestiones poéticas, la mayoría acertadas, algunas llevadas al recinto del cliché. Verse, filmada el 2005, es una película que rebasa sus penosas limitaciones técnicas, de producción y actuación, (de la que sin duda sobresale la protagonista Mirtha Elena Pardo); denso peregrinaje del cine independiente boliviano.
Cíclica y acumulativa, es una cinta de sensaciones,emociones y efectos que emula quizás inconscientemente, en el director, los grandes clásicos del cine, como el encuadre múltiple de Ciudadano Kane; el protagonismo de una radio, la extrañeza de la mirada en el espejo y el difuso reflejo de los personajes en las ventanas, de las cintas de Fassbinder; y se parece al lenguaje visual de contemporáneos, como acontece con La mujer sin cabeza de la argentina Lucrecia Martel donde se narra eficazmente a contraluz, y a través de la ausencia, o la fragmentación de los protagonistas en la imagen.