Robles Petrificados

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Hemos de morir tan frágiles como vinimos al mundo. 
Nuestros cuerpos serán hierba, robles petrificados, 
piedras mansas en recodos ocres. 
 
El polvo se adueñará de lo que somos y nos vestirá de silencio humano, 
para hacer cantar a las cumbres, a los nevados, al charco, a la ceniza. 
 
Volveremos a recibir las noches y sus oscuridades, entonces; 
las tormentas y sus relámpagos, entonces. 
Y todo será enigma, 
inexorable vacío que puebla la existencia, 
implacable e iracundo silencio que estrangula. 
 
Nadie lo supo, tan solo lo intuimos. 
 
La muerte es metamorfosis del polvo que se cubre de sustancia y vive, 
mientras dura el eco de la palabra. 
Es la arrogancia del gesto de eso que llamamos Dios, 
en medio de otras alteraciones: 
leve movimiento que nos arranca y nos arroja a la muda, 
como eterno retorno a ser ceniza de lo que será por el instante. 
 
Accidente, para algunos; 
                                                            existencia, para otros. 
 
 
 
 
*Aruquipa, ha escrito y publicado de manera independiente "Las Sombras", "El Amanuense" y "Saudade". Actualmente está en busca de editorial que acoja su último texto: "Con tinta china", del que se extrajo el poema. Vive en La Paz, Bolivia.
 
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