¿Qué se puede pedir de un medio cultural como el nuestro? Medio porque nos empujamos a derecha e izquierda para ocupar algún incauto lugar entre los espectadores del desfile cultural. Tratándose de cine, mucho por supuesto.
Los cinevidentes más despiertos, están menos contagiados del arrebato del granito de arena, frase tristemente célebre, infelizmente usada para dar a entender que se hace lo que se puede. Esperemos que en esta ocasión el Festival de cine Europeo en Bolivia, del 10 al 24 de noviembre, nos traiga la posibilidad de ver no sólo buenas películas, con "temáticas variadas", como afortunadamente ha acontecido contando las gotas del desvarío, amén del recurrente y asfixiante tema de las “crisis migratorias del despatriado”, despatriado y siempre menospreciado ser tercermundista, que al echar raíces en los guetos de tierras ajenas será ávidamente castigado por el destino y por la dramática historia del film. Advertencia para las familias de los problemáticos países, entre ellos los arriesgados ciudadanos latinoamericanos que se atrevan a cruzar alegremente los límites de sus fronteras. Olvidando que el lado oscuro del hombre, en realidad esta en todas partes, xenofobia, homofobia, y otras tantas fobias, o tretas humanas, tildadas de incomunicación cultural, son las eternas versiones que nos regalan algunas dadivosas miradas europeas. Artero tono miseravilista que hace pensar, que nos estamos perdiendo del mejor cine europeo.
Podemos pedir decía, no sólo buenas películas, sino la posibilidad “de verlas bien”, en las condición que amerita el verdadero cine para festivales, es decir en formato de 35 milímetros, cuando la película a nacido con ese criterio, y no sus opacas copias de DVD. Si son películas digitales, que el formato sea también de buena calidad para apreciar el digital en el festival.
¿Cómo fue el anterior festival de cine europeo 2010? El evento llegó a su fin abriendo con resplandeciente fotografía en primeros planos, en muchos casos apenas imaginable por las tristes condiciones de recepción en las salas de cine. Recordemos, fueron súbitas vueltas de tuerca, el perverso Juego de Niñas a la italiana, o El (pecaminoso) Fruto Prohibido, y en ambas, bajo lastimadas creencias, la gran verdad que las Mujeres Creando revelan en sus grafitis callejeros de La Paz, que “las niñas buenas van al cielo, pero las malas ciertamente van a todas partes”, en estas películas de sudadas adolecentes incomprendidas, las inocentes siempre anhelan ser vitales, pero las anoréxicas psicópatas, nunca, querrán ser buenas.
En el anterior festival también se hizo cine dentro del cine, en El Fruto Prohibido, los ojos de una joven puritana se entregaron al escandaloso placer de la mirada, y en la aderezada Kebab Conection, cinta repetida de una vercion anterior del festival, un aspirante a director homenajeó viejas películas de Kung Fu. Del drama a la comedia, y de lo leve a lo pesado, igualmente fueron probadas, la ganadora del Premio del Público Soul Kitchen (liviano humor, seguro y libre de cualquier peligro en la deshumanizada europa) y Cuscús la Gran Cena (larga y triste, real, cuyo desenlace es un pozo de fatalidad),ambas películas con vida, con auditivos sabores, música y baile en sociedades a su manera tan abigarradas como la nuestra, multiculturales suburbios donde se cumple la cotidiana faena del advertido del inmigrante.
Además, entre los multiformes 25 films, retornaron como ecos Flama y Limón, Cuatro Minutos, o Las Trece Rosas, girando en torno al espectro de la Segunda Guerra Mundial. La literatura en el cine, tomó cuerpo con los films del invitado especial Ventura Pons, encandilado por la soledad del hombre moderno que encuentra una vida o una familia de afecto entre otros nómadas, “se los llama amigos” (adaptaciones de Luis Antón Baulenas); distinta literatura de ficción en la ganadora del Premio de la Crítica en el festival; nos referimos a la sueca Criatura de la Noche, (dirigida por Tomas Alfredson, y tomada de la novela de John Ajvide Lindqvist) que con lentos travellings y cámaras fijas nos llevó al despierto suspenso del terror con un amor puro y confuso. Pero además, la literatura como "protagonista" en Jean de la Fontaine el Desafío, donde la fábula ironiza astutamente la realidad. Esta, junto con El Virrey sobrenadando los mortíferos vicios de la nobleza, con sus excéntricos derroches y desvaríos.
Sin duda, más acá de la tramoya del cuento fantástico que ofrecía la historia de un Krabab; más bien desnudando la forma en el documental, la cámara que incomoda rompiendo la ilusión fue el arma para escudriñar secretas identidades en Calimucho, o en La hermanita de Katia, ambos dramas familiares, precipicios de la cruda realidad en los Países Bajos, precipicios en forma de ficción documental.
Así, por el movedizo pasadizo del cuadro, la muestra de cine 2010 congregó épocas y geografías del mundo en las pantallas de Bolivia. La gracia del festival: lograr que lo íntimo humano se vuelva universal, acortando brechas, haciendo propio lo extraño, viajando por la cotidianidad de súbitas tierras tan solo con la mirada. Desventajas: la viscosidad de la pantalla, la fácil imagen de DVD, malas copias de grandes películas insertadas forzadamente en la paciente retícula y en la hambrienta mente del espectador, más allá de la pose del consumidor de alta cultura.