Criatura de la noche es la película sueca de terror (o cine fantástico) en el 11° Festival de Cine Europeo en Bolivia. En realidad es una de vampiros (en Suecia donde las noches de invierno crudo son de 23 horas) con historia romántica semejante a la famosa saga de Crepúsculo. Pero esta vez la relación es así: chico de 11 inocente e introvertido aficionado a recortar historias en el periódico sobre matanzas (Oskar, interpretado por Kare Hedebrant) conoce a chica de 12 vampira con deseos de afecto y amistad (Eli, Lina Leandersson). Y algo más.
Criatura de la noche (cuyo título en inglés es Let the right one in) está dirigida por el sueco Tomas Alfredson y ha logrado más de 58 premios desde su estreno en 2008 (entre otros, el British Independent Film Award, el Saturno de la Academia de Ciencia Ficción de EEUU, el del Festival de Sitges, el premio de la audiencia en Toronto y el premio del jurado en el Fant-Asia Film Festival).
La película tiene un “tempo” particular y propio, que roza lo poético, con una cámara distante de los infiernos infantiles donde sobreviven los dos protagonistas, con guiños al expresionismo alemán de los años treinta merced a un excelente trabajo de fotografía y con paisajes nevados de un blanco agresivo que no impide ver la negrura del ambiente.
Los aficionados a la moderna novela negra sueca (los Larsson, -Assa y Stieg-, Henning Mankell y cia.) ya saben que detrás del sueño escandinavo se esconden historias traumáticas de asesinatos, soledades, traumas, tristezas y depresiones. Dicen, los que han leído la novela del escritor sueco John Ajvide Lindqvist (quien también escribió el guión de la película) que la crítica social está disminuida en el filme; no obstante se deja ver para dar más realce a un relato de terror gótico con gatos malhumorados, niñas que parecen viejas y sangre hábilmente sugerida. Y con niñas vampiras deseosas de escapar de esa realidad brutal (“Huir es la vida, quedarse es la muerte” es el lema de Eli).
Criatura de la noche retrata el terror, pero no como Hollywood nos tiene mal-acostumbrados, sino desde la cotidianeidad del invierno sueco donde la soledad y la incomunicación puede resultar el peor de los horrores, la causa de la depresión más profunda, sin caer en los efectos facilones de la sangre abundante o los sonidos estridentes (la música lánguida es uno de los aciertos del filme para trasmitir ese ambiente deprimente de blancos y negros).
Una película de miedo, con niña terrorífica vampira, como nunca antes habías visto. Sin buenos ni malos. Dicen que es la mejor película de vampiros de los últimos años, una de las más perturbadoras cintas de iniciación sexual y un tratado de la soledad tan certero como agridulce. Los gringos ya van a hacer un “remake” ¿Será para tanto?
Criatura de la noche: una de vampiros suecos
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