Hamaca Paraguaya

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Fantasmal, no precisa apariciones, el sonido y el espacio abandonado a la imagen, fijan  un limbo  en la mirada.   El cuadro apenas se mueve y la cámara fija  transparenta una distancia esquiva con seres que se desplazan lentamente. Las voces sí se mueven pero los personajes no hablan. Una línea curva divide el cielo de la tierra, separando tenuemente  el dormir del despertar.  Anochece o amanece oscureciendo dos  pequeños cuerpos  sentados. Abajo la tierra que espera  cubierta de hojas,  abre sus árboles  a  pesados frutos del  tiempo.    Hamaca Paraguaya pudo ser un cuento de Juan Rulfo, liminal del sueño de los que muertos se niegan a morir mostrándose en la espera.  Permanecer, quedarse, es mejor que morir. La Hamaca tensa su propio infierno meciéndose  vacilante en el vacío. Una perra atormenta la espera, y  un hijo perdido engendra a sus padres en el horror. Si desea alimentarse de estos frutos,  debe esperar sentado en su butaca, y caer con ellos. El cine se hace doloroso y atrapa por encanto.

En la hamaca el espíritu de Godod (Becket) también ronda sin aparecer nunca, dando vida a un muerto que nunca llega.  No llueve y abruma el calor. Voces sin cuerpo ocupan todo el espacio y se convierten en diálogos atrapados.  La síntesis y la circularidad del espacio y el tiempo, marcan una eternidad sin forma. Georgina Genes es una actriz natural, Ramón del Rio es actor de teatro y el paisaje siempre estuvo ahí como un cuerpo sin alma, fijado en el limbo.

Qué se necesita para hacer un buen film, apenas un espacio y la energía de actores  que  se sometan y transmitan la  espantosa sinceridad de la vida. Recordemos que en  Sangre de Mestizos del escritor boliviano Augusto Céspedes 1936) la misma guerra se hace un eterno pozo sin agua, el límite se desborda nuevamente a la ficción, esa  inaudita ficción que es la única realidad de la guerra, el horror. En el relato El Descabezado, por ejemplo,  el espíritu de un soldado decapitado, se incrusta en la  tienda de campaña  de un sobreviviente, para recordar y anudar la memoria desvanecida del Chaco, la muerte sin sentido. En esta obra  no el indio, más bien el mestizo sigue los rastros sin forma ignorando hábilmente la presencia del primero. La Hamaca empatiza con la voz indígena sin apropiarse de ella, con una distancia espectante.  De este o del otro lado, sin fronteras, un hombre que es todos los hombres muere, " sólo un hombre ha nacido y sòlo un hombre va a morir"  (Borges). De la insoportable realidad a la ficción no hay distancia.

Renuete a la acción, descubriendo un idioma en el aire,  La Hamaca devela la violencia sin mostrarla o reproducirla en la imagen. Es así como desencadena otra agresión detras de la puerta, al margen de la batalla. 

(Recientemente expuesta en la Cinemateca Boliviana, la insoportable Hamaca Paraguaya 2007, es el primer largometraje  escrito y dirigido por la paraguaya Paz Encina, sugerida por la  novela Ojo por diente  del escritor paraguayo Rubén Bareiro Saguie.  Resultado de la transformación de un corto de ocho minutos, casi un negativo de esta primera versión donde llueve todo el tiempo, en Hamaca Paraguaya nunca llueve.) 

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Acerca del autor

Escritora y periodista cultural. Licenciada en Literatura. Ha publicado el poemario “Fragmentos en el Aire” Ed. Gente Común. Relatos en las compilaciones “Algo por el Estilo” (Marcelo Villena, UMSA), “Memoria de lo que vendrá”,(Juan González, Nuevo Milenio), en “Más de cien escritores bolivianos” (Roberto Agreda Maldonado Ed. Kipus), en la Antología Primer Festival Internacional de Poesía José María Heredia, Toluca 2017 y la Antología XXII Enero en la Palabra. En medios como Los Tiempos, La Razón, El Diario, Opinión, Revista “Tu mundo”, Revista Municipal de Culturas “khana”, Revista de poesía “Alforja” y Cuadernos de Literatura “Pensamiento Decolonial y Literatura”. Como crítica de cine, ha publicado junto a Marcelo Reyes “Apuntes de Cine” Ed. 3600. Desde 2002 hasta la fecha es editora de la revista digital de arte y cultura, Palabras Más, de la que es cofundadora.

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