Reestreno de UN TIGRE DE PAPEL

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El Centro Cultural Yaneramai anuncia el reestreno de "Un tigre de Papel" en el Cine Municipal 6 de Agosto, en La Paz. Con este motivo ofrecemos la sinopsis, ficha tecnica y otros datos relativos a este film.

Sinopsis
La vida de Pedro Manrique Figueroa, precursor del collage en Colombia, no está escrita por nadie, y por una razón poderosa: se parece demasiado a una novela de aventuras, a la vez incompleta y contradictoria, siempre vinculada a las centelleantes incertidumbres de la tradición oral. Utilizando como pretexto la vida y obra de Manrique Figueroa, el largometraje hace un recorrido por la historia de Colombia desde 1934 hasta 1981, año de la misteriosa desaparición del artista. A la  manera de un collage, Un tigre de papel  yuxtapone el arte con la política, la verdad con la mentira, el documental con la ficción.

Ficha Técnica
Director:  Luis Ospina
Guión: Luis Ospina basado en una idea de Lucas Ospina, François Bucher y Bernardo Ortiz, con la colaboración de Carolina Sanín
Montaje:  Rubén Mendoza / Luis Ospina
Música:  “En el segundo tono” de Guillermo Gaviria interpretada por la Orquesta Sinfónica de Colombia bajo la dirección de Federico García Vigil Cámara y sonido: Luis Ospina
Cámara adicional:   Miguel Salazar / Rodrigo Lalinde
Graficación y Efectos:  Rubén Mendoza
Textos leídos por   Natalia Iartovsky, Jacques Marchal, Luo Huiling
Reparto:  Jaime Osorio, Carlos Mayolo, Arturo Alape, Joe Broderick, Jotamario Arbeláez, Vicky Hernández, Juan José Vejarano, Tania Moreno, Beatriz González, Santiago García, Umberto Giangrandi, Jorge Masetti, Krishna Candeth, Rolando Peña, Carlos Castillo
Productores Asociados: Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano (Bogotá), Miguel Salazar (Nueva York, Ucrania, Amazonas), Andrés Mora (China), Rodrigo Lalinde, (Rumania), Karen Lamassonne (Atlanta)
Postproducción:  Efe-X
Producción:   Luis Ospina, Congo Films, Efe-X
Duración:  114 min.
País:  Colombia
Año: 2007
 
LUIS OSPINA
Nació en Cali, Colombia, el 14 de junio de 1949. Estudió cine en la Universidad del Sur de California USC y en la Universidad de California UCLA. Fue codirector del Cine Club de Cali y cofundador de la revista Ojo al cine. Cronista cinematográfico para varias publicaciones, entre ellas Ojo al cine, Kinetoscopio, Arcadia, El Pueblo, El Malpensante y Número. Director de los largometrajes Pura sangre (1982) y Soplo de vida  (1999). Ha realizado una decena de cortometrajes, entre ellos Asunción (1975), Agarrando pueblo (1978) y En busca de “María” (1985). Ha dirigido más de treinta documentales, entre ellos Andrés Caicedo: unos pocos buenos amigos (1986), Nuestra película (1993) y La desazón suprema: retrato incesante de Fernando Vallejo (2003). Sus últimas producciones son Un tigre de papel (2007) y De la ilusión al desconcierto (2007), una serie sobre la historia del cine colombiano desde 1970 a 1995. En 2007 publicó el libro Palabras al viento, Mis sobras completas, una recopilación de sus escritos de cine. Su trabajo ha sido premiado en los festivales internacionales de Oberhausen, Biarritz, La Habana, Sitges, Bilbao, Huesca, Cádiz, Lille, Caracas y Toulouse. 

 NOTA DEL DIRECTOR
En 1996 los artistas Lucas Ospina, François Bucher y Bernardo Ortiz descubrieron un artista: Pedro Manrique Figueroa, “precursor del collage en Colombia”. Desde entonces se han hecho varias exposiciones de su obra en Colombia y en el exterior. Al tener conocimiento de este artista desconocido, pensé que sería un buen pretexto para hacer un documental sobre los años 60s y 70s con el fin de indagar sobre las relaciones que existen entre el arte y la política, entre la realidad y la mentira, entre el documental y la ficción. Tanto se ha dicho sobre los  60s y 70s que ya no sabemos qué creer. Es un período que ha sido idealizado, mi(s)tificado, y ficcionalizado. Pero por lo menos, en aquella época que ahora parece lejana, había ideales y existía la esperanza de una utopía colectiva. Fue quizá el último momento en que la humanidad pensó que podía cambiar el mundo. Ahora simplemente nos conformamos con salvar el planeta. Ahora, que no hay ideologías en las cuales podemos creer, sentimos nostalgia de aquellas ilusiones perdidas. ¿Fuimos engañados? ¿Fue todo un sueño? ¿Fue real ?

Enfrentar el interrogante de lo real y lo falso dentro del contexto de la confusión sobre esos años es uno de los objetivos de Un tigre de papel. Los años 60s y 70s son una realidad que debemos justificar y/o criticar a posteriori. En tiempos de confusión los falsos documentales ayudan a desarrollar estrategias reflexivas, que los convierten ya no en distintivos de la ficción sino en marcadores de la realidad; forman parte de una dialéctica histórica nutrida por lo verdadero y lo falso.
 La figura de Pedro Manrique Figueroa es un mecanismo para establecer conversaciones con respecto al pasado en un tiempo presente. Al proponerme hacer un falso documental sobre este artista, un representante típico del arte y la política en Colombia en los años 60s y 70s, estoy cuestionando la validez última de los acontecimientos históricos documentados, proyectando una sospecha sistemática sobre las capacidades técnicas, prácticas e institucionales de la creación de realidades verdaderas y su credulidad.
Luis Ospina

 ¿QUIÉN ERA PEDRO MANRIQUE FIGUEROA?
Pedro Manrique Figueroa (Choachí, 1934) es reconocido como el pionero del collage (y del goulash) en Colombia. Es un revolucionario de espíritu, incapaz de ceñirse a los dogmas y los sueños de dominación de sus contemporaneos. Un hombre atrapado en una historia que lo controla. Un estudiante que nunca estudió, que lo conoció todo, lo vio todo, lo sintió todo, y que desapareció en 1981 sin dejar rastro ni prueba de su existencia más allá de los rumores difusos, dispersos, como recortes de papel. Manrique toma China Reconstruye y recorta, y rodea a Mao de ángeles. Uno de los ángeles tiene la cara de Lenin, el otro es Andy Warhol. Mao flotando sobre un cultivo que se pierde en el horizonte. Los demonios corren por el campo pisando los arrozales y los campesinos. El Capitán América, castrado por una hoz y un martillo, sostiene a Mao del cuello. La virgen los cobija a ambos. Los chinos leen el libro rojo en el infierno, para siempre.
TESTIMONIOS: 
CARLOS MAYOLO (cineasta): "Pedro Manrique Figueroa existía en la calle de lugar en lugar, de la Droguería de la Veintiuno a la Casa de la Cultura, de la Casa de la Cultura al Café Automático, del Café Automático al Cisne. Fue todo un símbolo de la trashumancia de nosotros por la séptima; lo saludaba a uno desde cuatro cuadras atrás, a veces nos perseguía, a veces se sentaba en la mesa de nosotros y era hediondo porque no se bañaba nunca. Era como si durmiera con el vestido, metido en todo lo que era tropeles, manifestaciones, era un personaje que había que tolerarlo en toda parte, era como el profeta del mal ejemplo, era como el alter vago de uno, era como un ángel caído, pero que se volvió antropoide erguido. Era el amigo imaginario de todos nosotros."
 JAIME OSORIO (productor y director): "Pedro Manrique Figueroa es un personaje del cual no se puede olvidar nadie en la Universidad Nacional porque era un personaje que tenía el don de la ubicuidad; ese personaje aparecía en todas partes a todas horas y en todos los acontecimientos políticos fueran de un grupo o fueran del otro, naturalmente que él aparecía como miembro de las Juventudes Comunistas en función de los postulados del Partido, que era la combinación de todas las formas de lucha en ese momento."
GLORIA SERRANO (curadora): "Los embates del revisionismo soviético hacen que Pedro Manrique Figueroa sea uno de los tantos artistas que se vieron a la merced de los nuevos y constantes dictados de la historia oficial, en este caso del revisionismo al periodo de la Rusia Estalinista. Este cambio de paradigmas causó en el artista un tránsito brusco de un fervor ideológico por el comunismo a un dadaísmo facilista, patético, solipsista y de marcada índole mesiánico-apocalíptica."
 ARTURO ALAPE (historiador y escritor): "Él trabajaba en los tranvías, pegando y despegando las propagandas en los distintos vagones. Cuando él cambiaba las propagandas, muchas de esas propagandas estaban rasgadas, y creo que pues de ahí debe surgir como su idea, su pasión por el collage."
 GEORG PAUL THOMANN (curador, Kurt Schwitters Stiftung, Hannover): "El recuento de la vida de Pedro Manrique Figueroa no se ha limitado al campo de lo académico o al gueto de los que dicen entender el arte contemporáneo; el interés por este personaje ha llevado la narración hasta sus últimas consecuencias: al séptimo arte. El documental, que lleva el sugestivo título de Un tigre de papel, es dirigido por el cineasta Luis Ospina. Más de 700 horas de edición, 150 horas de grabación, 15 horas de material de archivo, más de 20 entrevistados, entre ellos el historiador Arturo Alape, los cineastas Jaime Osorio y Carlos Mayolo, los artistas Beatriz González y Umberto Giangrandi, el poeta nadaísta Jotamario Arbeláez, el escritor Joe Broderick —biógrafo del cura Camilo Torres—, la primera actriz Vicky Hernández y el director de teatro Santiago García, más una veintena de collages de autoría comprobada y cuatro de dudosa procedencia, se necesitaron para dar cuenta de la vida y obra del precursor del collage en Colombia. El volumen de información recopilado por Ospina en diferentes lugares del mundo (Bogotá, Nueva York, París, Londres, Beijing, Odessa, Caracas, Todasana, Varanasi y Transilvania) es abrumador y seguramente animará a otros investigadores para desarrollar más propuestas sobre Pedro Manrique Figueroa. Sin embargo, a pesar de todos los datos recogidos, el documental se basa en una paradoja: no hay una sola imagen nítida de la figura del artista."

NOTAS DE LA CRÍTICA (COLOMBIA)
“Inverosímil, fantasmal o patética, la figura de Pedro Manrique Figueroa tiene a su favor la manera como representa una época y sus distintas encrucijadas. Sin ser una figura notable, accidentalmente se convirtió en un símbolo. Sus viajes y su regreso a Colombia, donde la esperanza y el fracaso suelen encontrarse de manera indeseable, hacen parte de un legado imaginario que tal vez sea preferible a la realidad precaria. Y el cine, donde lo imposible se hace posible y la ficción es lo más cierto de todo, recuperó a Manrique para conjurar la amnesia. Gracias a él cruzamos desde los años 30 hasta los años 80 por las sombras de la historia recreada en la pantalla. Un tigre de papel derrota así, de alguna manera, a la muerte y a su olvido.”
 Hugo Chaparro Valderrama, La historia en collage

 “Sobre la sombra inverosímil que rodea la existencia de Pedro Manrique, quien tantos calificativos recibe sin que aún pueda definirse quién es, Ospina añade: “La historia es de quien la escribe, en este caso de quien la filma. Narrada tangencialmente, es un pretexto que nos remite a temas, mostrando imágenes, polémicas, influencias, tendencias políticas, debates sobre la función del arte en la sociedad. Es un fresco de un país”. Un tigre de papel es en sí mismo un collage en donde se yuxtaponen el arte y la política, la verdad y la mentira, el documental y la ficción; fragmentos dispersos, evidencias y relatos recientes de figuras del mundo cultural colombiano como la artista Beatriz González, el historiador Joe Broderick, la escritora Carolina Sanín, el cineasta Carlos Mayolo, sustentan una fenomenal historia. Y traza las pistas de los viajes y correrías de un fantasmal artista y ferviente revolucionario en inesperadas esquinas del mundo.”
  María Claudia García, Arcadia

Fuente: Yaneramai

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