Se empoderaron abriéndose lugar pudiendo sin poder. Se robaron la sensualidad femenina. Las divinas se apoderaron de la pantalla en la Primera Muestra Internacional de Cine y Video GLBT. Las mujeres no han perdido el misterio del eterno femenino, pero su reflejo ha sido apropiado por el deseo de otros cuerpos, y la actuación sin duda real y espectacular liberó un inevitable signo de interrogación que se abre en la pantalla y en la mirada de los espectadores. El festival trata la amplia temática gay, lésbico, bisexual, abierta a todo el público. Como indica Diego Torres, organizador del festival, esta primera muestra en la Cinemateca Boliviana se realizó con bajos recursos, pero busca alcanzar un primer nivel el próximo año entrando en el circuito internacional. Intentando una sociedad más amplia y más tolerante, con una variedad interesante y un espectro de similitudes y diferencias en diversas culturas, el próximo año se traerán también muestras de los festivales de Sudáfrica y Australia.
El público pudo apreciar cómo se manifiesta el universo GLBT en otras culturas. Es la gran riqueza del festival. Se nos aproximó a la vida transexual con gran honestidad, cómo se negocia con el prejuicio, la migración o el imaginario religioso y político de países como Cuba o Perú entre las vicisitudes económicas y la violencia de las ciudades. La prostitución y la soledad se conjugaron también con los entornos familiares, las costumbres y sueños de protagonistas navegando entre poemas del escritor Reinaldo Arenas, tacones, medias, colores y texturas de la transformación.
Es el mérito de Dos Patriarcas, Cuba y La Noche del director Chistian Liffers, o El Fuego del peruano Dante Alencastre, testimonios abiertos que se ofrecen a la mirada. Materiales tan experimentales, muy improvisados pero no menos logrados como el corto Huevos Rancheros del mexicano Claudio Sodi, y obras tan delicadas y artísticas como El Dia que Morí , la producción argentina de Maryam Keshavarz. El espectáculo Drag queen de la boliviana Roxy, inmigrante en Valencia, se mostró en el estreno del documental Me Gusta ser Divina, de Diego Torres.
Se trata sin duda de un material diferente, distinto al consagrado Almodóvar, o al estilizado Short bus, al Secreto de la Montaña o a cualquier otra gran producción. La Primera Muestra Internacional de Cine y Video GLBT de La Paz, abordó más bien un cine alternativo con presupuestos bajos y empellones técnicos. Diego Torres afirma que se trata de un nuevo enfoque: Es interesante ver las producciones que hacen grupos pequeños, independientes, porque tienen más libertad. Al no estar atados por grandes presupuestos pueden tocar los temas libremente, claro también hay altibajos de nivel técnico, pero esa variedad es buena, lo independiente siempre tiende a ser libre, cuando se institucionaliza lo independiente deja de ser independiente. Yo he visto esa diversidad en festivales de este género, hay producciones a veces increíbles en 35 milímetros, y de pronto uno ve una película en miniDV que está muy bien hecha a lado de un presupuesto enorme.
Torres señala que estamos preparados para este nuevo cine en Bolivia: Evidentemente en nuestra sociedad conviven diferentes visiones del mundo, todo el imaginario indígena, toda la tendencia más costumbrista del folklore, pero también hay gente vanguardista ávida de enterarse de otras cosas. Decir que no estamos preparados es subestimar a la población. Se trata de organizar de la mejor manera posible estos festivales, con una buena programación, evitando el desorden y la improvisación. Ha habido una buena respuesta del público, el asunto es producir una buena película, darle un toque cinematográfico al festival. Con la experiencia de ahora, con más apoyo institucional y la cooperación internacional, La Paz está preparada. Las muestras más significativas para el cineasta organizador del festival fueron Los requisitos de Nati, de España, Risk, strech or die, de Alemania. Los cortos Cinemarosa como En el fuego del Dir. Dante Alencastre, donde los transgénero peruanos toman la palabra, El día que morí, producción argentina del 2006, así como los cortos VIH. Una muestra signivicativa de documental y ficción nos aproximó libremente a la creación de otros mundos.
En este primer festival se impuso el conflictivo deseo de no definir o encasillar la identidad sexual, los personajes se encuentran una y otra vez en la necesidad de descubrir una identidad que fluye y se transforma como la vida: El festival es una oportunidad para que ciertas cosas se puedan escuchar de parte de los verdaderos sujetos, porque de afuera se delimita la mirada, pero cuando uno escucha como verdaderamente se puede considerar a sí mismo un travesti o un transexual, uno ve que tanto estereotipo tenemos sobre las cosas.
Se dice con afecto que Diego es el novísimo Almodovar boliviano. No se puede negar que Diego Torres es el primer cineasta en abordar esta temática en el cine boliviano, desde La Ley de la Noche Torres tiene el mérito de abrir una veta profunda. Diego afirma como referentes cinematográficos de este tema, reconocidos directores como Fass Binder, con la película Querelle , cuyo argumento gira en torno a unos marineros, y otras producciones de autores consagrados: El tema ha estado por ahí siempre pero no necesariamente como un solo tema. Hay que descubrir otros autores que no conocemos, a través de estos festivales se los va descubriendo. Agradezco a las instituciones y a la gente que se ha animado a venir des prejuiciadamente. Cuando se estreno La ley de la noche, alguna gente del colectivo gay no iba por temor a ser encasillada.