25 Watts de los directores uruguayos Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll desenvuelve la inercia de 24 horas en la vida de tres jóvenes del barrio Larrañaga en Montevideo.
La actuación de los protagonistas es sorprendente, las cámaras dejan de existir en muchas escenas. Sin duda el film transmite lentitud, el tiempo se estira en el tiempo de la cinta. Si logró resistirla, probablemente se sometió sin esfuerzo a esa pereza- energía que se desprende de Leche, Javi y Seba recostados en las paredes, fumando porros, bebiendo cerveza o caminando sin rumbo por las calles de Montevideo. Después de todo nada más creíble que una vida carente de historia, o el humor que se recarga perezosamente en la banalidad de las horas, esa monotonía nos hace parte de una gran historia universal.
La originalidad del film realizado el 2001 atrapa por un estilo estudiado. Es posible hacer verdadero cine con bajo presupuesto, la película de 25.000 dólares lo demuestra. Si cuesta escuchar algunos diálogos, este accidente esta en complicidad con el tono de la película. Planos fijos, panorámicas de 360 grados, algunas aceleraciones y flashbacks agitan el tiempo como un hámster en la rueda inmóvil que apaga a los personajes.
Si no se dejó seducir por la levedad y la ligereza que a pesar de todo transmite la cinta probablemente no supo aprovecharla. Sumido en el blanco y negro que da luz a la inercia, pudo acompañar de inusitada forma (como otro personaje silencioso) a estos jóvenes y ser pulsado por su vitalidad.
La energía permanece en 25 Watts con una antena que cede imágenes borrosas de comerciales, un timbre que sueña sin contestación o el disco que gira hasta rayarse. Esta es la porno que como la vida no tiene nada que desnudar salvo el propio hastío. Atrapados en la realidad descolorida los personajes muestran una Uruguay demasiado en calma, peligrosamente estática, donde sin duda el desencanto es otra forma de violencia. Se dijo con mucho acierto que el film es un homenaje a la juventud, y que retrata la situación de muchos uruguayos y latinoamericanos.
Tampoco se puede dejar de recordar la segunda película de los dos directores. Whisky realizada el 2004 fue otro hito en el cine uruguayo. Con un encanto verdaderamente sombrío relata el breve encuentro en la vida de un fabricante de calcetines y su empleada. El gesto es la sonrisa forzada en la fotografía. En Whisky las expresiones se desdibujan con la parálisis de rostros envejecidos, la desaceleración del deseo se transforma en una muerte cotidiana. Nadie se atreve a atreverse. Esta extraordinaria película, parece ser el lugar de llegada de 25 Watts, con otra originalidad y una estupenda actuación. El que reconoce la obra de Rebella sabrá cuanto pesa su muerte, el miércoles 5 de julio del 2006,a los 32 años, Juan Pablo Rebella se suicida con un arma de fuego.