Muestra Conciencia del Universo

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El Museo Nacional de Arte dependiente de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, la Fundación Solón y la Casa Museo Walter Solón Romero, presentan la muestra Conciencia del Universo, exposición Retrospectiva de Homenaje a Walter Solón Romero. La muestra de homenaje, permanecerá abierta al público de manera gratuita hasta el 11 de noviembre del año en curso.

La muestra está conformada por más de un centenar de obras, que permitirán apreciar la rica producción artística del Maestro Solón; un conjunto de pinturas, dibujos, grabados, textiles, aguafuertes, tintas, acuarelas, esculturas  y otras diversas técnicas,  que serán expuestas  en las Salas Temporales y el Patio de Cristal del Museo Nacional de Arte, a partir de las  19:00 horas del martes 11 de octubre.

Respecto a la muestra, la Directora de la Fundación Solón, Elizabeth Peredo, a tiempo de manifestar su satisfacción por haber concretado esta exposición de homenaje, resalta la magnitud de la misma, que muestra en toda su plenitud la riqueza de la multifacética y prolífica producción, de un artista comprometido con su tiempo y con el destino de la humanidad; que resalta sobre todo obras de inigualable trazo en el dibujo y el dominio del color y de la técnica plástica en sus diferentes expresiones. Obras que están destinadas a perdurar en el tiempo y el espacio gracias a su mensaje premonitorio, fuerte, sin concesiones, un mensaje que nos hace recordar que el arte puede ser  una opción por la estética y la belleza y, al mismo tiempo, una opción por una ética para habitar este mundo, interpretar el pasado y construir un futuro.

La ética y la posición ideológica mediante el arte, se convierte en la vida de Solón en una manera de vivir y transitar el tiempo en profunda empatía con el ser humano, con su sufrimiento, con las esperanzas y las alegrías de la humanidad.

Walter Solón es conocido como uno de los maestros muralistas más destacados en nuestro país y en América del Sur: más de 18 murales en todo el territorio nacional en muros de importantes edificios públicos, universidades y centros de estudio, son el legado de la obra del Maestro, heredero de la escuela de muralistas de la Revolución Mexicana, Maestro del trazo y del dibujo, artista y artesano capaz de recrear la técnica, la plástica y la utopía en una obra que a su vez se constituye en el testimonio de la historia del Siglo XX. 

Al  mismo tiempo, Solón es conocido como el “Quijote boliviano” por sus hermosas series de Quijotes, símbolos en su obra de la sensibilidad, el valor, la consecuencia, la ofrenda de la vida por la justicia y el cobijo de la fantasía social. Quijotes emblemáticos, testigos de los más cruentos golpes militares de nuestra historia y del sufrimiento del pueblo en la búsqueda de la justicia y la paz. 

La obra de Solón, testimonio de nuestra historia, evoca la memoria de las esperanzas y aspiraciones del pueblo por justicia e igualdad y se constituyen en un patrimonio de inmenso valor artístico e histórico que permite una lectura siempre renovada de la sociedad, su pasado, su presente y futuro.

EL ARTISTA
Walter Solón Romero González nació en Uyuni, Potosí, el 8 de noviembre de 1923. Fue hijo de Carlos Romero, músico, dueño de una personalidad inquieta, gustaba de viajar, realizó una gran diversidad de trabajos, llegando incluso a trabajar en un circo. De uno de sus viajes el padre de Solón llegó con una caja de pinturas para Goyo, su hijo mayor y un violín para Walter. Se dedicó a la política como miembro del partido republicano y sufrió la persecución de sus opositores, motivo por el que algunas veces Walter de niño fue protegido entre los brazos de su madre Juana mientras su casa era requisada. Solón quedo huérfano de madre a temprana edad y de padre mientras estaba estudiando en el colegio de los jesuitas Sagrado Corazón en Sucre.
El joven Solón se trasladó a La Paz, ciudad en la que estudió en el colegio San Calixto y luego, por razones económicas en el Nacional Ayacucho. Muchas veces Solón en La Paz, vivió momentos extremos en los que sintió el frio y el hambre y la incertidumbre de no tener un techo donde dormir. Se refugió en la Academia de Bellas Artes que dirigía Cecilio Guzmán de Rojas.
Se graduó como profesor de Arte y Dibujo de la Escuela Nacional de Maestros de Sucre y asistió a la Academia Nacional  de Bellas Artes “Hernando Siles” de La Paz y en Sucre a la Escuela de Bellas Arte “Zacarías Benavides”.

 

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