El Cisne Negro
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Natalie Portman | El Cisne Negro
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Natalie Portman
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¡Hurra!, alegres danzantes que perdisteis la panza ,
trenzad vuestras cabriolas pues el tablao es amplio,
¡Que no sepan, por Dios, si es danza o es batalla!
¡Furioso, Belzebú rasga sus violines! (Rimbaud)
Mucho se ha farfullado sobre el Cisne Negro.La expectativa del vértigo es inevitable, la necesidad de saber que puede poner el deseo a los pies de la vorágine del genio. En un mal sueño, Antonin Artaud podía haber apostado que las transformaciones del alma frente al espejo del arte, exigen la mutilación, la piel de mariposa quebrándose por todo el cuerpo. El esquizoide Artaud podía pedir incluso el auto sabotaje del sí mismo materializándose en la figura del doble, y finalmente el esplendoroso suicidio.
Nada que decir, la metamorfosis de la pasión del cisne ha sido bellamente envuelta en la forma de esta cinta. Natalie Portman vuelve a ser la niña que nos encantara en Matilda de El Profesional (1994). Su rostro recupera el primitivo rubor de la inocencia y la violencia de la angustia. Efectos surrealistas, realizan la poética pesadilla de toda bailarina: fracturan sus largas piernas, salpican hemofílica sangre y paralizan pegajosamente su frágil cuerpo. La fotografía nos hace pensar en cuadros que se mueven. En la textura sonora crujen los dedos soportando el dolor, en tersas zapatillas rosando tablas, y se rozan las gazas volando en el aire. El inquietante movimiento de la cámara sigue, como si de un monumental documental de academia de danza se tratara, algunos movimientos de la bailarina; cámara que luego, más tranquila despliega la historia.
La película nos hace creer en la posibilidad de la catarsis adelgazando poéticamente el cuerpo de la silfide. Pero el adoctrinamiento del misterioso arte tiene sus caídas. El vestuario, blanco y negro, en el trajinar de las rivales danzarinas, dan a comer un simbolismo que peca de obviedad. Aclara en la pantalla, cualquier posible confusión sobre la intrigante naturaleza de lo bueno y lo malo. El maniqueísmo aplica hábiles vueltas de tuerca,posibilidades de la historia. Promesas que no se cierran y nos perturban hasta el final.
Final que nos cierra la puerta, en el último acto de una danza que es toda la película. Luego nos damos cuenta de ese consentido razonado "desarreglo de los sentidos”. Menos hondo que el verso de Rimbaud, pero psicoanalíticamente visual. Es cuando descubrimos que la ejemplar alumna no se ha separado en ningun momento de su buena conducta, de su disciplinada entrega. "Perfecto" es la palabra que la delata el último minuto, cuando la muerte deja de ser importante.
Nina (Portman) y la superficial perversión que ofrecen las artimañas de Lily (Mila Kunis) componen la cara bonita. Algo de comercial tiene la elección del personaje de la mimesis de la bailarina blanca. Sin poder contrastarse, la interesante tensión lésbica se diluye entre las dos bailarinas. La bella película puede entonces pecar del ideal que ella misma postula, por la censura que ejerce sobre sí. La descarnada competencia y la fatal superficialidad, es el lobo que amenaza a caperusita blanca. Darren Aronofsky, el director, orquesta el estilizado drama, Jugando a comprometer lo apolíneo y lo tiviamente dionisiaco en el nacimiento de una dulce tragedia, parodia del Lago de los Cisnes.
Conclusión: si algo podía haber vislumbrado la película, es que en el arte no se puede representar, se debe presentar la herida. Así lo demuestran los sobrenaturales cuerpos de las disciplinadas bailarinas. Reflejar la realidad no es suficiente, hay que desbordarla.
Ficha Técnica
Dirección: Darren Aronofsky
Guión: Mark HeymanAndres HeinzJohn J. McLaughlin
Título Original: Black Swan
Género: DramaThriller
Origen: Estados Unidos
Duración: 103 minutos
Distribuidora: FOX
Intérpretes: Natalie Portman Mila KunisVincent CasselBarbara HersheyWinona RyderBenjamin MillepiedKsenia SoloKristina AnapauJanet Montgomery