El sexto Festival de Historietas evoluciona favorablemente, sorprende un nuevo espíritu crítico que toma cuerpo y se apropia de las páginas inundadas de mangas. Otros actores como El Lustra de Damian Moreno, fantasmas como el aparapita, el salchipapero, el potoquito que ahora cede lugar a la Superchola se abren paso calladamente mientras transeuntes y curiosos se inclinan en el sol invernal para tomar unas hojas entre las manos. La tinta negra impresiona las siluetas de papel y los globos que incrustan insultos, gestos y señas. Las simples y las grotescas figuras , se van al trash o al punk, a la fresca e ingenua mirada del dibujo de un niño.
Como señala Frank Arbelo, en el cómic se distingue el estilo y la tendencia. Un autor puede alimentarse de tendencias para crear su propio estilo personal. El estilo es individual e intransferible. Son tendencias las mangas, las historietas norteamericanas, el super héroe, y el cómic de autor que tiende a historias personales. El cómic de Autor se da sobre todo en Europa, además surgen autores norteamericanos que hacen un cómic underground como Robert Gram y Daniel Glouse. En este espectro se condensa la promesa de una identidad en el cómic., las posibilidades son infinitas.
Para Rafael Archondo, organizador del Sexto Festival y generoso fanzineroso, la identidad en el cómic boliviano se está empezando a crear, antes la manga lo asimilaba con todo, y el público se embotaba con la historieta norteamericana, actualmente la necesidad de una identidad se hace palpable: "Argentina tiene mucha fuerza identitaria es la meca de la historieta, con Quino con, Trillo con Carlos Nine, que son maestros (…)La gente anda desesperada y ávida por producir, lo que más le gusta es que exista apoyo, con el fanzineroso que hacíamos con David Filomeno, Joaquín Cuevas, y Alexander Ramirez, logramos que el fanzine se vaya volviendo más profesional, se está creando una competencia muy sana con más potencial para que salga afuera." Con afán de reconocerse en la ciudad, Archondo realizó con Abril Filomeno una novela, Que Ciudad de Locos, en ella se aglutinan a varios personajes de la noche paceña, de los locos de la ciudad y los micreros.
¿Y que sucede con los héroes del cómic boliviano ? La Supercholita de Rolando Valdez y Santos Calisaya ha sido muy comentada, la apropiación del manga con una ideoligia diferente. Si en argentina hay una Mafalda, en chile un Condorito, Rafael señala el inicio de punto de inflexión para que vayan apareciendo otros personajes en el universo paceño: "aquí estamos llenos de héroes. De hace seis años nuestra historieta a madurado tanto técnicamente como conceptualmente, se ha ido apropiando de estilos, algunos han sacado sus propios estilos y deconstruyéndolos volviéndolos cada vez mas propio, más de aquí, la Supercholita tiene un estilo manga clásico de los ochenta pero la historia es de acá, como los trajes españoles y la cholitas"
Sin ser precisamente autobiográfico Alejandro Salazar habla de la necesidad descubrirse en la obra, de los reflejos autobiográficos que se transforman en nostalgia del pasado y logran un estilo: “La parte del oficio más difícil no es tanto la de aprender a dibujar , la parte más difícil es la de encontrarse uno mismo, conocerse uno mismo. Yo soy un poco más viejo, entonces creo haber logrado una manera de dibujar que me representa a mí mismo, cada uno es diferente pero los más jóvenes se están buscando todavía(…) Mi trabajo no es tan directo, no hay mucha autobiografía, seguramente una parte de mis recuerdos , de mis vivencias de infancia, siempre un dibujante tiene una nostalgia de las cosas que ha vivido”.
Las afinidades de Salazar convocan a los dibujantes de los años veinte, con una caricatura política, con una línea afilada y agresiva: “ un trazo que a mí me gusta una línea bien afilada una línea bien un poco rebelde y agresiva(…) De los clásicos me gusta Durero que es muy buen dibujante, de los actuales me gusta uno que es más pintor pero que también hace dibujo se llama Lucían Freud que es muy bueno”
Como Alejandro Salazar señala el cómic es un ciclo que necesita de los dibujantes y los guionistas, pero además de la industria para sobrevivir. De una cultura del cómic que forme un público lector y de una industria editorial. Efectivamente el trabajo de los apasionados del festival se auto edita, tiene mucho de artesanal cruzado con la imprenta, los autores asociados se encargan de los canales de distribución, de la recopilación textos, hacen el diseño, la edición, la corrección y la distribución.
Salazar dibuja con trazos finos, la plaza Abaroa llena de gente en la clausura, rodea a los dibujantes que con simpleza imprimen el negro y el signo, el gesto, y el humor: “Los jóvenes están trabajando en lo que tienen que hacer, ser la vanguardia del arte en la historieta, pero también tiene que haber una industria editorial que este girado alrededor para que esto continúe. Tiene que haber editores pero además tiene que haber gente que este acostumbrada a leer historietas, me parece que todavía no se ha creado. Tengo la esperanza que esto continué y se creen esos ámbitos de la editorial y del público, porque puede quedar trunco si es que no se completa el trabajo, los dibujantes no pueden hacer todo, aunque los jóvenes tienen mucho entusiasmo”
Marco Guzmán, más conocido como Marco Toxico ha producido siete números de la revisa Gringo Muerto que nace en el festival de Buenos Aires 2005, con la intención de crear redes de colaboración para publicar obras en Latinoamérica. Su grupo Ediciones la Ñatita ya ha dado vida a doce números del fanzine Divino Golfo de historieta corta y experimental, a otros diez fanzines sueltos en fotocopia, y cuatro números de la colección Animal Marginal.
La estética de Marco Tóxico es una contrapropuesta a la historieta americana, buscando una historieta alternativa. La otra historieta, nos dice, es contestataria o más humana, intimista, autobiográfica y debe promoverse para que se conozca: “ Lo gringo satura el mercado de la historieta, atrofia y cierra la comprensión del genero que es un medio de expresión igual al cine, sin embargo es torpemente asociada a un Superman, o menospreciada como una literatura para niños”.
Tóxico gusta del humor gráfico de Salazar que linda con historieta, la historieta de Álvaro Ruilova que hace Cuentos de Cuculis. En Latinoamérica disfruta del trabajo provocador del argentino Sergio Langer, del brasilero Alan Siber, del uruguayo el Gordo Mario o el colectivo de la revista Guacho. “Es muy bueno Diego Pares de argentina, Jorge Perez Río val, Honrado Cairo y David Galla del Perú, done una editorial está publicando el lado más contracultural de historieta peruana en libros de lujo. También están los cubanos como Lauzan, Herví en Chile, hay un montón de artistas, no los conocemos y están muy cerca gracias al festival, hasta hace unos años nadie lo conocía”.
(Las fotos que ilustran este texto son retratos de Alejandro Salazar y Marcos Guzman respectivamente. Fotos: M.Reyes. )