Entrevista exclusiva a Rodrigo Bellott

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El  primer taller de "Cine y Provocación Sexual"  dictado por Rodrigo Bellot  tuvo una sorprendente asistencia  y generó  goce de pensamiento y de cuerpo, se realizará en los próximos días una segunda versión del mismo, por este motivo tuvimos el agrado de entrevistar  a Rodrigo Bellott, y conocer más acerca de la vivencia del taller y sus repercuciones. 

El taller  "Cine y Provocación Sexual"  trabajó  temas como la importancia del cine queer  y la teoría queer que nace en los ochenta a través de  un  feminismo  que explora  entre otras las  ideas de Foucault  y va reorganizando  las categorías sexuales  de identidad  generando un grupo heterogéneo dentro de una otredad  que, en palabras de  Bellott, es fluida se relaciona y  negocia como la identidad misma.  

Podemos decir que en Bolivia las experiencias cinematográficas en este ámbito han sido reducidas sin embargo se observan  registros  como  el que podría ser el primer film porno en un sentido andino,  Matrimonio Kolla de Luis Rocha, o  la controversial Dependencia Sexual de Rodrigo Bellott , así como los afanes de la Ley de la Noche de Diego Torres, o incluso la represión   de  una olvidada Cruel Martina  del cineasta Julián Miranda en el cine boliviano, y sus repercusiones en cortos alternativos de jóvenes directores que empiezan como El Manual de la Perfecta Concepción de Carlos Hurtado que de alguna forma  explora la cultura  sexual boliviana .

Con un interesantísimo material de lectura  la primera versión del Taller de Cine y Provocación Sexual  produjo un amplio debate  después de la exhibición de películas como Cielo Dividido del mejicano  Julián Hernández  o  Short Bus del americano  John Cameron Mitchell, con discursos centrados en la importancia de  la mirada del espectador y la sexualidad como un constructo histórico,  así como el conflicto entre lo estético y lo ético, además del  cuestionamiento de la censura  y la transgreción en  el viaje del erotismo a la pornografía. De esta forma se observaron  las transiciones del cine comercial al cine de autor con una estética y un imaginario visual propio y provocador.  A continuación la  conversación que tuvimos con Rodrigo  el martes 26 de marzo en el café La Terraza de la Cinemateca Boliviana.

 

AZ: Rodrigo muchas gracias por brindar esta entrevista a Palabras Más, nos gustaría saber ¿Porqué llamaste al taller “Cine y Provocación Sexual”, ¿Porqué provocación?, ¿Cuál es la necesidad de provocar?, ¿Qué es lo que quieres provocar?

RB: Es necesario que el arte y la educación en su punto de convergencia provoquen puntos de transición, que se hagan preguntas y se trasgredan las nociones de verdades absolutas que son heredadas por patriarcados e historias globales. Creo que  la provocación es muy necesaria sobre todo en un país donde hay poco acceso a la información y a las coyunturas artísticas que están creando nuevas conciencias y culturas, nuevos respetos  hacia nuevas humanidades e identidades. La provocación es para ver si realmente estamos dentro de esta seguridad, de esta noción de verdad que vivimos hoy por hoy,  o  estamos con  ojos cerrados,  con  ventanas cerradas hacia el mundo, a lo que está pasando fuera de nosotros;  y la sexualidad siempre ha sido un tema tabú que genera mucho miedo. Es mejor  provocar en el buen sentido de la palabra para abrir preguntas, para entablar diálogos y negociaciones,   para que no sea un monólogo heredado por una  religión  o una tradición preestablecida que  ni siquiera cuestionamos de donde viene. El taller está fundamentado de esta manera para abrir las puertas, para que exijamos un cine diferente, un trato diferente como audiencias, como seres humanos; y todo eso se puede hacer a traves del arte y más aun a través del cine siendo un arte de masas.

AZ: ¿En este sentido resulta muy sugerente el título provocador de tu película Dependencia Sexual, porqué dependencia?

RB: Bueno Dependencia Sexual es un término acuñado por Nan Goldin en el ochenta y seis que es un homenaje a un texto de Roland Barthes y ella lo aplica a un feminismo ochentero.  Ella es una mujer  que viene de la violencia familiar, un esposo que la pegaba y un grupo de amigas también víctimas del machismo; y bueno esa necesidad de validarse a través de otra persona, tu complemento, tu opuesto, tu media naranja,  es una cosa que veo mucho en Bolivia; esa necesidad de tener esposo, que si cumples veintitrés años y no te casas te vas a quedar solterona, que los chicos tienen que tener novia y si no los molestan en el colegio, etc., etc. De ahí viene el término Dependencia Sexual,  el problema es que del término sexual la gente llega directamente al sexo y  siempre hablo de que hay una gran diferencia entre género, sexo y sexualidad y erotismo que son conceptos  completamente diferentes que van por canales diferentes y no hay que confundirlos.

AZ: Todo esto nos lleva a la noción de poder, y cómo comulga el cine con el poder,  dices que hacer cine es un acto de poder y por consiguiente  un acto profundamente político, ¿Las películas seleccionadas responden a esta necesidad?

Sí, totalmente, no solamente con el propósito de ejercer poder sino de cuestionar el poder de quien ve, de quien ejerce la mirada sobre quién, y quien consume la imagen de quien; la objetivización del cuerpo femenino, la construcción del pensamiento patriarcal,  el voyerismo y el narcisismo que es intrínsecamente patriarcal  y la historia de la construcción del cuerpo de la mujer en el cine como decorado, como objeto de deseo o como el gran peligro de la castración que es lo que representa de alguna manera la mujer en el cine.

Entonces son todos grandes temas de diálogo que hablan de poder, de sociología, de construcciones sociales bajo las cuales vivimos, construcciones de identidad que vienen heredadas  y perpetuadas por el cine que consumimos. Hay un gran poder en el cine y una gran necesidad de analizar este contracine enfocado en el taller, un contracine que habla de este artefacto, de este artificio y que cuestiona los límites de lo censurable. Creo que Bolivia es un país altamente censurado, censurable y censurador. En este contexto me interesa hablar de la censura, de las cosas que están prohibidas, de quién prohíbe; la mayoría de las personas  que ejercen la censura son hombres que tienen el poder económico, que son blancos en su mayoría, entonces hay una cuestión política económica muy grande detrás de la censura que tiene que ver con  los temas de discusión del feminismo, la teoría queer y cualquier otra teoría de otredad.

AZ: ¿Dado que has vivido muchos años en NY cómo percibes a tu retorno la cultura sexual en Bolivia?

RB: Creo que es un tema del que no se habla, creo que es una discusión ausente en términos generales, en todos los contextos económicos, sociales y políticos no se habla de sexualidad, no se habla de género, de otredad  y hay una omnipresente  heteronormatividad heredada de occidente, como muchas de nuestras tradiciones que han sido de alguna manera disfrazadas por  religiosidad o  culpa o folklore pero que perpetuamos de generación en generación. Porque  encerrados por otras culturas tenemos un  bloqueo cultural, somos un país plurilingüe donde hay pocas personas que están hablando de estos temas en español  y hay pocos textos traducidos a Bolivia;  de ahí sale la necesidad de hacer un diálogo a traves del cine que quizás es más amigable.

Es como ver una película y de paso hablar de estos temas en lugar de ir a formarte sobre sexualidad o educación sexual,  que puede ser bastante intimidador por un lado,  que genera de por sí una resistencia sobre todo en la gente mayor. Las generaciones que menos acceso tienen a esto no quieren que se les diga sobre cómo están manejando su sexualidad, si su construcción de identidad sexual o de género está bien o mal, o es un acto fallido, o  no tiene nada que ver con ellos; y es parte de lo que se habla en el taller; cuestionarte tu identidad de género y los artefactos o artificios, o los guiones que uno hereda, que te hacen ser mujer, de cómo te vistes, cómo te tratan, qué es lo que tienes que consumir, etc.

AZ: El taller de Cine y Provocación Sexual ha tenido una enorme participación y gran éxito en la Cinemateca Bolivia,  sin embargo  ¿Consideras que hay un espacio para la promoción del cine queer en Bolivia,  crees que se pueden dar las condiciones adecuadas para un cine  como este?

RB: No todavía, porque no se pueden hacer cambios drásticos en un país donde se está empezando a hablar de esto. Hoy por hoy todas las ciudades grandes del primero o segundo mundo tienen un festival queer  o lo que se llama el   LGBT (Lesbian, gay,  bisexual y transgender).  En Bolivia creo que hay un miedo y una vergüenza de ir a un festival  queer no siendo de ese grupo o esa minoría; mientras que son festivales creados para gente que no es  precisamente de esa minoría. Si bien  ha habido varios experimentos de pequeños festivales o encuentros de cine queer en Bolivia, lastimosamente son como predicar al coro, en tanto de lo que se trata es  de ampliar, de ver distintas visiones diferentes.

AZ: ¿Y el fenómeno de los movimientos  del cine queer en Latinoamérica?

RB: Se da sobre todo en Buenos Aires,  y el festival más importante esta en Rio de Janeiro en San Pablo, Brasil. Se da en  Colombia, en México, en Chile todavía hay  una apertura siendo que es un país pos dictadura y bastante  conservador por naturaleza, hay bastante aprehensión. No se trata de comparar,  simplemente nosotros somos un país   históricamente menor, estamos pasando por una pubertad a nuestro ritmo y es parte de nuestro crecimiento.

AZ: ¿Hay aspectos distintivos del cine queer americano del fenómeno europeo?

RB: Cada vez se está tratando con menos exoticidad y excentricidad, y cada vez más se está diluyendo lo gay y lo femenino en el buen sentido. No es necesario hablar de feminismo porque ya se ha sobrellevado y se ha ganado esa batalla, la igualdad y los derechos de género en general ya no es un problema en los países desarrollados. Aquí todavía no, en Latinoamérica todavía se está dialogando de una otredad desde ese punto de vista, es lo que pasa cuando se llega a una evolución y se empieza a hablar de otros temas. De hecho  ahora en NY se está hablando de una cosa  muy interesante que es la androfilia  que es una corriente opuesta a todas las corrientes queer y a todas las teorías  gays. Es una corriente de hombres y mujeres que se  rehúsan a ser identificados como homosexuales, porque la homosexualidad también es una creación social, es un rol y una identidad social y cultural más que  biológica o genética.

Pero a mí me interesa mucho más que la parte gay la parte de la sexualidad en general que abarca todo, porque es una cosa que empecé a investigar en Dependencia Sexual. No somos blancos, es una mala concepción que tienen los latinoamericanos, nuestra raza no tiene que ver con el color de piel, tiene que ver con nuestra economía, los problemas raciales son económicos en Latinoamérica y no de raza intrínsecamente como son en Europa y en Estados Unidos. Nosotros no nos identificamos ni con los latinos, ni con los reprimidos, ni con las mujeres, ni con las gay lesbians, tenemos esta noción de ser blancos de las grandes sociedades. Por eso es importante el rescate de la origenariedad y lo indígena, porque empiezas a darte cuenta que todos somos indígenas, todos somos mestizos; y  no se cuestiona la sexualidad desde lo indígena y desde lo mestizo, seguimos parámetros de comportamiento de hetero-normatividad blanca cuando no somos blancos, eso es lo que me interesa de este taller que cuestiona varios aspectos de la identidad sexual.

AZ: Una de las películas controversiales presentada en el taller es justamente  Cielo Dividido del mejicano Julián Hernández, en ella  se puede percibir como interactúa el cine queer con problemas de otras  subalteridades y la discriminación racial, ¿Qué nos puedes decir al respecto? 

RB: Es la película que más se aplica a Bolivia porque toca justamente una clase muy poco tocada. Este ya es un problema de censura porque no se habla de las clases medias bajas en el cine latinoamericano o en las telenovelas donde siempre está la empleada  o el campesino pero nunca esta él como protagonista, siempre está  el patrón que enamora, caza  o salva de la pobreza a la empleada. Estas películas  hablan no de una necesidad de reivindicación o blanqueamiento de la raza  o la economía, al contrario hablan desde su marginalidad y desde su espacio con mucho respeto,  hacen un cine que no se ha visto en Latinoamérica desde nuestra identidad de color y  una economía media baja que aspira naturalmente a una posición superior. Son peliculas que hablan también de una libertad sexual muy linda, más allá de cualquier sexualidad, de un respeto a tu cuerpo, de un cariño a tu cuerpo, de una estética particular que parte de la observación que no está en la acción sino en los personajes, en  los espacios,  los silencios y eso es muy refrescante.

AZ: Un tema central en taller es la resignificación que se  da a la pornografía, la pornografía como arte, ¿Cómo se pasa a explorar el universo pornográfico desde las imágenes comerciales hasta un cine de autor que explora la sexualidad?

RB: Sí, es una pornografía autoreflexiva que habla de la necesidad de las audiencias de la pornografía. En Bolivia somos ávidos de llamar pornografía a cualquier cosa que muestre algún genital o alguna cosa erótica y no sabemos distinguir las diversas categorías del erotismo, la sensualidad, la sexualidad y la pornografía; creo que se muestran películas altamente pornográficas  acá que son para niños o para la familia que tienen un contexto y un fin político de control y de entumecimiento intelectual muy grande, por lo tanto son altamente pornográficos. Entonces me interesa mucho cuestionar los límites de lo que es pornografía, las necesidades intrínsecas y naturales del ser humano de consumir pornografía, y la función cultural y social que tiene la pornografía en la creación de identidades colectivas e identidades individuales.  Se habla de la pornografía como algo malo pero todo el mundo consume pornografía en distintos niveles y en distintas formas.

AZ: En el taller resulto altamente novedosa   la posibilidad y la necesidad de una pornografía para mujeres. ¿Podrías hablarnos de este cine porno femenino y sus aperturas?

RB: No sé si exista algo así como el cine porno feminista pero si existe la necesidad de generar imágenes, una erótica y una sexualidad que no responda a los patrones hetero-normativos blancos patriarcales. ¿Porqué tenemos que consumir en Bolivia una pornografía de mujeres rubias de ojos azules cuando nuestra mujer no es así?, y lo mismo para la mujer, fíjate que toda la pornografía es exclusivamente para hombres, ¿Y donde está la erótica, la necesidad  sexual, o la presencia narcisista y voyerista de las mujeres?. Hablo de la necesidad de rearticular y reformular una estética, una erótica que venga desde otro imaginario visual.

AZ: Nos encontramos ante un espectro amplio  en el cine pornográfico, la línea divisoria entre lo ético y lo estético se difumina cada vez más…

RB: Si es lo que quiero demostrar,  que no hay nada pornográfico o nada  no pornográfico exclusivamente y que la pornografía o la censura es un ejercicio de poder de ambos filos y que esta inherente en cada uno de nosotros.

AZ: ¿En este sentido qué es lo que se debería censurar y qué no?

RB: De eso se trata la provocación para cerrar con lo que empezaste, creo que es una cuestión personal, de convicciones personales, más allá de colectivas, y efectivamente es una línea tan delgada, y lo que quiero es abrir las interrogaciones  y sacarnos de esa pasividad a la que estamos acostumbrados como audiencias,  y por un lado disfrutar la película o el arte pero simultáneamente tener una visión critica reflexiva y auto cuestionadora del cine que tenemos, para articular tu propia posición política y critica.

MR : ¿Cómo ha recibido el público  la primera versión del taller  teniendo en cuenta el contenido altamente sexual del mismo?

RB: Yo siempre estoy muy contento con las audiencias en La Paz porque siempre es muy variada: tenía una señora de sesenta años con sus hija de dieciocho, tenia estudiantes de sociología, profesores de colegio, diplomáticos europeos, etc. Llega a ser un grupo y un debate muy interesante y eso es lo lindo porque se puede consumir la película colectivamente y luego cada uno tiene su visión crítica y su aporte a esta visión colectiva de donde estamos como nación, como país y como identidad.  Es la primera vez que voy a repetir un taller pero hubo mucha demanda, una respuesta muy  buena y creo que ahí está el reto abrir los canales. Además son audiencias que no van a ver el mismo cine y no  se encuentran, no tienen círculos convergentes así que tenerlos  es una cosa muy interesante. Sin embargo pasa una cosa muy curiosa y es que como estaba en un taller había gente a la que nada le parecía pornográfico y nada le parecía censurable. Nadie quiere parecer conservador en un contexto donde se está hablando de ese tema, entonces empecé a remover más profundo y ahí es donde empezó a haber una reacción interesante y la necesidad de provocar para llegar a un resultado siempre de una manera positiva.

MR: Una de las películas que muestras en tu taller y que vamos a poder ver este año en la Cinemateca es Short bus ¿Por qué Short bus y que significa Short bus actualmente?

RB: Creo que es una película muy importante coyunturalmente en el mundo, tenemos la suerte de que la  gente en la Cinemateca ha apostado por traerla a Bolivia. Es una película altamente censurada por motivos absurdos y obvios. Pero creo que  es una de las películas más inteligentes que se ha producido en los últimos siglos  sobre la sexualidad humana;  una de las películas más respetuosas y mas proactivas sobre la sexualidad que no representa al contrario habla, negocia, articula, no representa nada. Uno de los graves problemas que tiene hoy por hoy el cine hollywoodense  es que representa  y no  abre espacios para el dialogo sino que es un monologo. Entonces es una película, obviamente, peligrosa de ver sin contexto, sin teoría, sin reflexión.
 

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Acerca del autor

Escritora y periodista cultural. Licenciada en Literatura. Ha publicado el poemario “Fragmentos en el Aire” Ed. Gente Común. Relatos en las compilaciones “Algo por el Estilo” (Marcelo Villena, UMSA), “Memoria de lo que vendrá”,(Juan González, Nuevo Milenio), en “Más de cien escritores bolivianos” (Roberto Agreda Maldonado Ed. Kipus), en la Antología Primer Festival Internacional de Poesía José María Heredia, Toluca 2017 y la Antología XXII Enero en la Palabra. En medios como Los Tiempos, La Razón, El Diario, Opinión, Revista “Tu mundo”, Revista Municipal de Culturas “khana”, Revista de poesía “Alforja” y Cuadernos de Literatura “Pensamiento Decolonial y Literatura”. Como crítica de cine, ha publicado junto a Marcelo Reyes “Apuntes de Cine” Ed. 3600. Desde 2002 hasta la fecha es editora de la revista digital de arte y cultura, Palabras Más, de la que es cofundadora.

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